coplas de agua

 
 

coplas de agua

 

el paso marrón,

tristón de luz

y noches veladas…

temblor en la voz

como al hablar

con gotas de agua…

 

igual la piel

no se despega de la sombra

y una flor

se abre inquieta

en la orilla de la historia…

 

el resto de gris

en un labial

de noches cansadas…

rubor al mirar,

como al sentir

miradas pesadas…

 

igual la piel

no se despega de los huesos,

y una flor

se duele adentro,

en las ropas de los miedos…

 

el paso marrón,

tristón de luz

y noches vedadas…

me duele mirar,

como al cantar

con coplas de agua…

 

hablándote de amor

 

hablándote de amor

el pueblo se me encarna

y el mínimo temblor de tu mirada

me hace viento,

volando hasta las rimas de los nombres

que cantaban las canciones

de soñar amores buenos…

 

hablándote de amor

la vida se me habla

y el rústico pregón de mi nostalgia

se hace puerto,

queriendo hasta las sumas de los pobres

que contaban los dolores

de querer amores ciertos…

 

hablándote de amor

me surge la importancia de tener

un gran amor

y un mar de intentos

por saber

cómo es vivir,

sobrevivir

con el silencio

de la parte más feroz

de cada juego y cada trampa

que se rompe entre las manos

como el raso de una flor…

 

hablándote de amor

el pueblo se me encarna

y el mínimo temblor de tu mirada

me hace CUERPO,

sangrando hasta las finas comisuras

que soltaban las canciones

de besar amores buenos…

 

hablándote de amor

la vida se me habla

y el mágico punzón de tu palabra

se hace verso,

queriendo hasta las llagas de los restos

que contaban los dolores

de querer amores ciertos…

 

hablándote de amor

me surge la importancia de tener

un gran amor

y un mar de intentos

por saber

cómo es vivir,

sobrevivir

con el silencio

de la parte más feroz

de cada juego y cada trampa

que se rompe entre las manos

como el raso de una flor…

 

el bruto y la fragua

 

tan cerca de llorar

aromas viejos

que van como carnada…

buscando la caricia de los sueños

y la pericia de las huellas

que volvieron a las palmas…

 

mirando un poco atrás,

palomas grises

que van como recuerdos…

soltando la cintura del deseo

y la ranura del misterio

que se abrió sobre las llagas…

 

así, de cara al sol, encaro al viento,

así, desde la noche

repetida de nostalgia…

y un bruto rompe el celo de la savia,

pero aguanta la tormenta

de morirse a media guardia…

 

así, de sangre al mal, espero al cielo,

así, desde la nada

renombrada de murmullos…

y un beso calma el odio de los frutos,

pero azuza la tristeza

de morirse a medio surco…

 

tan cerca de llorar

aromas nuevos

que van como palomas…

purgando la sentencia de los años

y la demencia de las huellas

que temblaron en las lozas…

 

así, de cara al sol, encaro al viento,

así, desde la noche

repetida de nostalgia…

y un bruto rompe el hilo de tu enagua,

pero aguanta la tormenta

de morirse a media fragua…

 

así, de sangre al mal, espero al cielo,

así, desde la nada

renombrada de ternura…

y un beso calma el odio de los frutos,

pero azuza la negrura

de la piel envuelta en llamas…

 

los sueños que caminan sin dormir (pesada y dulce herencia)

 

aunque la sombra sea vieja

y de milagro hayan pasado,

repitiéndose, las horas

que caminan por atrás,

los dos sabemos

que no importan los desgarros,

que se vive con un cuerpo,

que se puede un poco más…

 

auque la rama quede quieta

y de profeta hayan rezado,

desmintiéndose, las rosas

que suponen un rosal,

los dos sabemos

que no alcanzan las razones,

que se quiere con un cuerpo,

que se pide un poco más…

 

de cada ayuno guardo un trozo de tristeza

que mordió en el desayuno

la dulzura de sentir…

y en pregón de la penúltima flaqueza

grito el salmo de la mesa,

pongo al filo tu jazmín…

 

de cada abismo tengo un poco de suicidio

que besó en el desafío

la simpleza de vivir…

y en el dolor de la bellísima sentencia

muerdo el barro de la siembra,

sangro al borde de morir…

 

aunque las sobras sean viento

y de milagro hayan pasado,

repitiéndose, los sueños

que caminan sin sentir,

los dos sabemos

que no importan los desgarros,

que se muere con un cuerpo,

que se vive sin dormir…

 

los mismos huesos

 

por los libros y las calles

donde hablaba tu ternura

se colaba la dulzura

de un naranjo…

y las flores le servían

su inocencia a la ilusión

como un pétalo desnudo

de tus manos…

 

por los años y las tumbas

donde encalla nuestro pueblo

se desnuda la sonrisa

de una niña…

y los sueños le regalan

su inclemencia a la emoción

como un pájaro de fuego

entre tus labios…

 

sólo viento,

sólo historias,

y una casa en el zanjón

donde juega todavía Cenicienta,

madrecita de la siesta,

mi canción ama tu piel

sin olvido de saber

amor y guerra…

 

por los callos y las trampas

donde escribe la sentencia

se descuida la caricia

de un relato…

y los sueños le rezongan

su impotencia a la intención

como un látigo de fuego

en los harapos…

 

por los libros y las calles,

por la hilacha de la luna,

se colaba la dulzura

de un naranjo…

y las flores le servían

su inocencia a la ilusión

como un pétalo desnudo

de tus manos…

 

sólo viento,

sólo historias,

y una casa en el zanjón

donde juega todavía Cenicienta,

madrecita de la siesta,

mi canción ama tu piel

sin olvido de saber

amor y guerra…

 

 

las líneas de un gorrión (el amor en los tiempos del odio)

 

las líneas de un gorrión

y un verso en la pared

pintado con las letras de otros días…

el mundo que lloré,

la calle que vestí,

con hojas, adoquines y lloviznas…

 

ahogo de sentir

tan vivo el corazón

jugando con los gritos de otros vientos…

el tango que vestí,

la noche que lloré

con ropas, cardinales y secretos…

 

atrás no hay más qué ver,

si apenas con mirarme las ojeras

veo el gesto de las calles, y las gentes,

y las hojas que volaron de repente,

treinta mil palomas blancas

aferradas a la suerte

de una historia sin dormir,

ni replantar…

 

y al fin no hay más qué ver,

si todas las miradas se traslucen

sin morir

y sin callar…

 

las líneas de un gorrión

y un verso en la pared…

te quiero, amor!...

viva Perón!...

aún queda piel…

 

 

cosas

 

sabía buscarlos,

tus murmullos en la cama,

tus silencios en la sombra,

tus pasados…

sabía decirte un amor que…

 

apenas duelen las manos

y todavía me tiemblan las palabras…

 

sabía decir te quiero

y otras cosas

que no merecen preguntas,

ni respuestas…

 

mil años,

nada cambió…

sólo sabía decir algunas cosas

que no esperaban respuesta,

ni milagros…

y vos sabías calmar

todas las dudas…

 

mil años…

creo…

 

estoy hablando solo,

creo que nunca te dije que el silencio

es una sombra en las manos

y te toca

sin decirlo,

sin mostrarse,

ni ocultarlo…

 

noches desnudas

 

colgada de la reja,

la ropa del demonio,

y abajo, en la vereda,

un pétalo marrón,

durmiendo con la historia,

sangrando con la tierra,

oliendo los harapos

de un ángel sin perdón…

 

decime si lo viste

al hijo de la suerte

y atado a sus ojeras

un pájaro sin voz,

corriendo con la histeria,

durmiendo con el viento,

puliendo los florines

de un mundo sin amor…

 

y atrás, lo que soñamos,

atrás, como un espejo

que salta desde el tiempo

a un paso de caer…

decime lo que viste

mordiéndote la sombra,

el beso de la novia,

la sombra de una flor…

 

también lo que quisimos,

también, como un susurro,

que chilla desde el alma

a un gesto de llorar…

decime si quisiste

perderte por la sombra

o sólo fue la noche

robando la verdad…

 

y locos

 

también descalzos,

los pájaros, las hojas, el rocío,

caminan por veredas sin dormir,

también descalzos,

como unos locos sin fe,

enamorados del sueño que los lleva,

viento a viento, día a día, paso a paso,

mientras volvemos a pie,

descalzos también,

cansados,

como si hubiéramos hecho algo increíble…

y a penas vivir, apenas

lo hicimos como jugando

con hamacas oxidadas,

saltos demasiado largos,

ojos demasiado buenos,

y llorar,

sin saber qué

hasta llorar demasiado,

también descalzos

y locos…

 

porque aún nos cantan los grillos

 

las páginas de ayer,

el diario roto en la piel,

los dulces cuentos de amor

y una parvada de cuervos en las manos…

 

cómo se entiende la historia, compañera?...

algunos vasos de más y todo fluye,

algunos pasos de menos y se acaba,

algunas flores para millones de balas

y siempre los mismos sueños… y tus ojos,

los de una lluviecita mansa en las veredas

y un amor como de siempre

entre gorriones y páginas de sangre…

 

…y el libro roto en la piel,

los diarios viejos

y una parada de cuentas impagables

que se nos trepan al lomo como grillos

y nos cantan despacito en el oído…: volveremos,

volveremos a ser nuestros,

volveremos a estar vivos…

 

esos poemas de jazmines y canela

 

sentimos

con la mirada en la pasión

de responderle al corazón

lo que sentimos…

buscando

de la sonrisa hasta el dolor

la misma herencia que dragó

cada destino…

 

creemos

aquella historia de un amor

y la tragedia de perder

tantos caminos…

lloramos

en una mano la razón,

en la otra el vino y… sabe dios,

cuánto perdimos…

 

y ahora el viento huele igual

aunque no pueda rescatar

esos poemas de jazmines y canela…

y en tu voz

se escucha el sueño como el mar

que se repliega hasta llevar

la piel sin paz de las estrellas…

 

y ahora el tiempo duele igual

aunque no sepa deslumbrar

esas caricias de siluetas en la quema…

y en tu piel

se estira el hambre como el sol

que va tirando el corazón

como una huella…

 

sentimos

con la mirada en la pasión

de responderle al corazón

lo que sentimos…

buscando

de la cornisa hasta el zanjón

la misma herencia que nació

cada motivo…

 

ojos lindos (carnavales del 17)

 

las carrozas se quemaron en la plaza

y un oscuro carnaval nació en la villa

con un Momo sin disfraz

y una niña arrodillada ante el altar

de una vieja alcantarilla…

 

las palomas se durmieron en la plaza

y un terrible deja vu pateó mi silla…

con un muerto sin pagar

y un olor a caña dura sin tragar

en una nueva pesadilla…

 

ojos lindos, corazón,

amor sencillo…

cuántas veces te lloré

y cuántas más voy a perderte

sin gritar

que estoy cansado de ser gente

donde apenas soy un cambio

de la vida…

 

ojitos buenos, dulce amor,

calor del alma…

otra vez se va la piel

por la cintura de la muerte

sin matar

a los ocupas de tu vientre

que se quedan con las flores

de tu alma…

 

las carrozas se quemaron en la plaza

y un oscuro carnaval nació en la villa

con un Momo sin perdón

y una niña arrodillada ante el rumor

de una vieja alcantarilla…

 

ojos lindos, corazón,

amor sencillo…

cuántas veces te lloré

y cuántas más voy a perderte

sin gritar

que estoy cansado de ser gente

donde apenas soy un cambio

de la vida…

 

ojitos buenos, dulce amor,

calor del alma…

otra vez se va la piel

por la cintura de la muerte

sin matar

a los ocupas de tu vientre

que se quedan con las flores

de tu alma…

 

cosas de siempre

 

un paso atrás mendigaba una respuesta…

y acá no intento saber ni más que esto…:

la luna boba endiosándose en tu ajuar,

la voz del viento rozando madrigueras…

 

a veces huelo la sangre y pierdo el alma,

cosas de viejo, paloma… me disculpo…

la rebeldía es un patio con jazmines

donde no queda un olor sin ser bandada…

 

a veces pierdo la fe y escupo al cielo…

 

un paso atrás mendigaba una respuesta…

y acá no intento saber ni más que esto…:

la luna boba endiosándose en tu ajuar,

la voz del viento rozando tu silencio…

 

como un sueño de Dolina

 

un rengo,

una llorona,

algunos libros por quemar

y otras promesas

que se duermen

en los ojos de los ciegos...

 

pobre luz,

la de los hijos de la sombra...

la mañana viene atrás

y el cuerpo manda su mazmorra...

 

te pienso...

uno por uno,

esos lunares de tu piel

y otras bellezas

que me queman

en las manos del deseo...

 

pobre fe

la de morir por un desvelo...

la mañana viene atrás

y el tiempo vende su derrota...

 

a un mal sin luz,

a un gil sin fe,

a una paloma desteñida

que sutura con la brisa

una palabra del amor...

 

y atrás tu voz,

atrás se pierde la mañana

y viene un sol

como ángel gris

desparramándose en el viento...

 

te pienso...

uno por uno

esos lugares de sentir

y otras flaquezas

que deambulan

en las flores de un potrero...

 

pobre rey,

el de los hijos de la sombra...

la mañana viene atrás

y el alma pone su corona...

 

a un gil sin paz,

a un mal sin miel,

a una paloma desteñida

que sutura con la brisa

una palabra del amor...

 

y atrás tu voz,

atrás se pierde la mañana

y viene un sol

como ángel gris

desparramándose en el viento,

medio loco y medio cuerdo,

sin quedar y sin partir...

 

queriendo volver mañana

 

...y entonces caigo,

y entonces siento el olor de la tierra,

mientras descubro que el cuerpo me desvela

y las venas se me embarran de secretos

que ya se cantan a gritos...

 

dulces sueños...

y quien quiera oír, que oiga...

dulces sueños...

mientras muero me despierto en la trinchera

queriendo volver mañana...

 

cada molécula viva de mis huesos

es treinta mil despertares

y las flores en tu cama...

 

pan tostado, luna azul, gorrión sin cielo...

desnudo en el paredón, me veo las manos...

y entonces caigo y...

te quiero,

y por eso tengo vida...

 

la profecía del último guerrero

es una espina en los ojos del cobarde

que nunca tuvo un deseo,

ni un misterio,

ni una piel para medirse la camisa

y andar en cueros...

 

las calles del sur

 

cencerros de agua,

alitas dulces, paloma,

entre suaves y mojadas,

como el rocío en las flores...

 

parafinas,

tatadioses,

lluviecita...

 

alitas dulces, paloma,

entre muérdagos y cartas,

sacudiéndose dolores...

 

a pocas calles de acá

hay una esquina

donde murieron amores...

 

borras tristes,

luz de laja,

luna quieta

sobre las almas perdidas,

aquietándoles las llagas...

 

no provoques,

no me marques con verdines...

...sigo vivo

y estoy buscándole el rezo

a mis fantasmas...

 

pasos de agua,

alitas dulces, paloma,

entre suaves y mojadas,

como el rocío en las flores...

 

a pocas calles de acá

hay una esquina

donde me colmo de amores...

 

bandera de frontera

 

un viento gris

que no me espera en las esquinas,

que no me roba la nostalgia,

pero me arrastra el corazón

al fin del día…

 

y allá,

donde se apuran las tristezas

al dormir,

serenamente,

como un pájaro callado

en la llovizna…

 

un verso azul,

que no me explica la neblina,

que no me paga el pan del hambre,

pero me explica el desamor

al fin del día…

 

y allá,

donde se obliga la nobleza

a ser feliz,

inmensamente,

como un ángel desmadrado

entre la gente…

 

y… quién dirá

si el sur es nuestro,

o es un sueño que se pierde

en el trasluz

de una bandera de frontera…

 

por amor…

 

si sólo amor

le queda al cuerpo que cayó

sobre la cruz

que no se olvida de sentir

y no se pierde de la tierra…

 

un viento gris

que no me espera en las esquinas,

que no me roba la nostalgia,

pero me arrastra el corazón

al fin del día…

 

y allá,

donde se apuran las tristezas

al dormir,

serenamente,

sueño el resto de mi vida…

 

la luna y el puerto

 

los libros viejos,

las puertas blancas,

los años tiernos…

 

me enoja pensar la muerte…

como toda vanidad

me enferma el alma…

y todavía me endulza una zoncera

como la luna en el puente…

 

los libros viejos me explican lo de Manzi,

las puertas blancas escriben poesías

que desnudan en la piel los años tiernos…

 

me emociona la virtud de tu mirada,

llovizna inculta,

preludio de fantasmas

que van a contarme un sueño…

 

el de los versos sin dueño,

el de los hijos alados,

el de la luna y el puerto…

 

madrugada…

quién sostiene tu pañuelo en las terrazas?...

 

soy tu hijo,

voy al barro,

tengo un tango en la solapa

y huele a lluvia …

 

nada más que tus sonrisas

y tus lágrimas…

 

la lluvia

que duele adentro…

 

de nuevo

miro mis manos…

hay unas mudas de luz entre las llagas,

y hay unas sombras hambrientas de pellejo…

 

me enoja pensar la muerte…

como toda crueldad

me enferma el alma…

y todavía te busco entre la gente,

urgente…

calma…

 

tristezas

 

comprendo que el cristal no sea lluvia…

se hace trizas, como gotas

al golpear contra las rocas…

 

ni un tango, corazón, se sube al tiempo,

se me pierde en la camisa

sin cantar, como la brisa,

sin poder callar al cielo…

 

si al lado del amor

baila la trampa de un dolor

en medianeras con olor a río y sangre…

 

comprendo que el cristal no sea lluvia,

pero anuncia las tristezas

como gotas que se rompen

sin poder                                 

callar al viento…

 

pañuelo blanco

 

a simple vista, un cuento más,

un desenlace sin color,

un paso inquieto

entre la calle y la nostalgia…

amiga mía,

cómo es esto de estar lejos

sin pensar

que en una mano tengo un poco de tu vida…

 

a paso lento, un muerto más,

un despilfarro de razón,

un lazo inmenso

entre la noche y la distancia…

amiga mía,

cómo es esto de estar viejo

sin pensar

que en una guerra tengo un poco de tu risa…

 

si el bien

es una lágrima en el pan

estremeciendo al corazón

con la pasión de estar viviendo…

mi amor,

mi fe, mi piel, mi voz,

como se explican, compañera,

si no gritan

la rebeldía de una flor…

 

si amar

es una página en la luz

donde recita el corazón

ese furor de estar latiendo…

tu amor,

tu fe, tu piel, tu voz,

como se explican, compañera,

amiga mía

sin la ternura de ser dos…

 

a simple vista, un sueño más,

un escenario sin perdón,

pañuelo blanco

entre tus sienes y la brisa…

amiga mía,

cómo es esto de estar vivo

sin pensar

que en esta historia llevo el rastro de una vida…

 

si amar

es una página en la luz

donde recita el corazón

ese furor de estar latiendo…

tu amor,

tu fe, tu piel, tu voz,

como se explican, compañera,

amiga mía

sin la ternura de ser dos

toda la vida…

 

barro y canela

 

el rastro de un suspiro

lleva el rezo de la tierra,

el fleco de un olor

como a canela y nido abierto,

el mágico sudor

de las estrellas…

 

me duermo con tu aullido,

loba en celo, luna buena…

paloma sin huir,

como jazmín entre las sombras

dejando de latir

para ser siembra…

 

y el viento sabe más,

sabe el color de tu perfil

en la llovizna renegada

que se sube a la tormenta

como espada del alfil,

como beso del poeta,

como un verso sin dormir

entre tus piernas…

 

a veces ya no sé

cómo es la cara de la suerte,

me importa casi nada,

me desnuda tu belleza

y quiero más,

aunque me inmole la simpleza

de llorar

como la piel se llora y canta

mientras tiembla…

 

el rastro de un suspiro

lleva el rezo de la tierra,

el fleco de un olor

a nido encinta y a canela…

 

paño y cuerdas

 

el jilguero

que se perdía en la tormenta

y al volver traía un sueño

tan parecido a estar volando

triste, a ciegas,

como vos,

que estás llorando en la ventana

mientras pega entre las ramas

la llovizna,

y se hace vieja…

 

ese sueño

tan parecido a estar desnudos

y al dormir llevarse un beso

que se prendió a un violín oscuro,

paño y cuerdas

de tu voz,

que está bajando de un arpegio

mientras rima entre las gotas

la locura,

y se hace tierra…

 

como el precio de entender

por qué se vive,

y vale piel…

lo mismo el mosto de un amor

que te provoca estar en vela

hasta saber

que igual la muerte sabe poco de los dos,

apenas cuenta un par de historias

que recuerda…

 

y en el nudo de esperar

también se vive,

y puede ser

el mismo encanto de un amor

que te permite andar sin alma…

andá a saber

si al fin la seda tiene algo de los dos,

o sólo intenta un par de arrugas

en la cama…

 

el jilguero

que se perdía en la tormenta

y al volver traía un sueño

tan parecido a estar volando

triste, a ciegas,

como yo,

que estoy llorando en la ventana

mientras pega entre las ramas

la llovizna,

y se hace vieja…

 

sólo silencio

 

alguna luna hará agua

o terminará en el borde de una calle

pidiendo lluvia…

la misma piel de malvón que lleva el viento

puede dormirnos un día en su perfume

antes de volverse fuego…

 

alguna piedra hará magia

o terminará en el fondo del Riachuelo

pidiendo calma…

la misma esquirla de luz que da una estrella

puede quemarnos un día en su deslumbre

antes de volverse trueno…

 

alguna vez lo sabré,

alguna luna será

sólo silencio…

como la plaza a la noche,

mientras nuestros pasos vuelven,

mientras sueñan nuestros muertos…

 

olvidando

 

el falso cardinal de un cigarrillo

en las veredas de Dock Sud

bajo la cruz del puente viejo

que rechina con el viento

y se pierde en otra niebla

lagrimeada

como un verso de tus ojos

en la piel de un farol seco…

 

el pálido trasluz de un simple beso

en las esquinas del dolor

bajo la fe del rezo tierno

que suplica con el tiempo

y se prende de otras hojas

despintadas

como el grito de un gorrión

en las yemas de los dedos…

 

amor,

no hay más secreto que querer

cuando la vida pide amor

entre las ruinas de las manos…

 

tu flor

puede crecer como una página de sol

o entrar sin dios

por las veredas de mis venas desveladas…

 

amor,

no hay más virtud que florecer

aunque nos pese la razón

entre las sombras de los pasos…

 

después

podés juzgarme en una lápida de miel

o andar sin voz

por las canciones de tus piernas

despistadas en un charco

que sacude mil estrellas…

 

el triste remendón de un pobre grillo

en el silencio de llorar

bajo la cruz del puente viejo

que rechina con el viento

y se pierde en otra niebla

lagrimeada

como un verso de tus ojos

en la piel de un farol seco…

 

amor,

no hay más historia por perder

cuando la trampa huele a amor

entre las ruinas de las manos…

 

tu flor

puede morir en una reja, en un balcón,

o entrar sin dios

por las veredas de mis venas embriagadas…

 

amor,

no hay más virtud que florecer

aunque nos pese la razón

entre la sombra de los pasos…

 

después

podés juzgarme en una lápida de miel

o andar sin voz

por las canciones de tus piernas

despistadas en un charco

que sacude mil estrellas,

olvidando…

 

treinta mil sueños más

 

quiero recobrar la piel de un árbol seco,

quiero hincarme de rodillas y pedirle,

preguntarle los silencios de sus ramas,

recordarme en su niñez…

quiero ser libre

con la misma realidad que me recuenta

cada pedazo de tierra,

cada arañazo en el cuero,

cada beso, cada idea…

 

salgo al pueblo y… dios me guíe,

si es que existe una zoncera pa’ los tristes,

si es que un faro lleva a puerto a los perdidos…

 

dejo el vaso y… dios me tenga,

si es que existe una razón para calmarse,

si es que un sueño puede asirse a los fantasmas

antes de olvidar quién fuiste

en esa cama,

en esa luna,

en ese inmundo hospital donde nacieron

tantos, tantos de los nuestros…

 

quiero recordar la piel de un árbol seco

o deshacerme en sus llagas sin bravura…

algunas vidas se sueltan y… que vuelen…

algunas muertes se viven con locura

y se reviven por siempre…

 

el cencerro de la luna

 

tiro cenizas mojadas con vino,

sobre la cama las tiro,

y atrás del viento me esperan otras nieblas…

 

huele a cunita debajo del rocío,

que viene lluvia, que viene,

huele a río…

 

me despierta

el cencerro de la luna a medianoche,

la cicatriz de la tierra

que florece

como yuyito perdido…

 

dulce sueño,

hojita tierna,

cuasia amarga…

sueño dulce…

 

pa’ los muertos

tengo un rezo sin dormir,

un cuento largo y sereno,

que no acaba…

 

pa’ tus manos tengo un río…

huele a cuento sin callar,

es un suspiro

como cenizas de flores

pegándose a las plegarias

como el alba…

 

y huele a vino,

que viene lluvia, que viene,

como un hijo

sembrando savia…

 

sueño al verre

 

sangría en una ronda de secretos,

maldito sea el puñal que nunca mata…

tu boca con licor en un pañuelo

dibujando los sentidos

de un labial que huele a trampa…

 

bendita arremetida de fantasmas,

tu falda en el final de cada vuelo…

maldito sea el dolor entre los huesos

dibujando los latidos

de un amor que huele a cieno…

 

de arrastre, mariposa, arrastro el paso,

como loza, por las calles sin regreso

de este pueblo que habla en prosa…

 

se inventa una poesía en cada fosa,

despreciándole la frente

a un pobre gil

como si fuera una limosna…

 

de amargo, nada más, escondo el gesto,

como loco, por las calles de Barracas,

si este sueño me habla en broma…

 

me escaldo una mentira en cada mano,

preguntándole la vida

a un tul de piel

como si fuera mariposa…

 

volaba en una línea de tu pelo,

maldito sea el puñal que nunca mata…

las sobras del fulgor en un señuelo

perpetuando los aullidos

de un fervor que huele a patria…

 

bendita arremetida de fantasmas,

la faca en el final de cada vuelo…

bendito sea el dolor entre los nuestros

renegando de los brillos

de un farol que niega el miedo…

 

de arrastre, desde siempre, arrastro el pulso,

como piedra, por las calles sin recuerdo

de este pueblo que anda al verre …

 

se inventa una poesía en cada fosa,

despreciándole la frente

a un pobre gil

como si fuera una limosna…

 

de amargo, nada más, escondo el beso,

como loco, por las calles de Barracas,

si este sueño me habla en joda…

me escaldo una mentira en cada mano,

reclamándole la fragua

a un tul de piel

como si fuera mariposa…

 

hijos de guerras

 

como piedras de luz,

la simetría de los ojos

hasta el fondo de la calle…

 

como manos de pan,

la simple suma de los dedos

hasta el último detalle…

 

como hijos de siembras,

la realidad, la rebeldía,

la ternura de las flores

en la siesta…

y una gota de miel,

como llovizna en las pupilas

que se cierran mientras piensan…

 

como pasos de luz,

la cofradía de las huellas

hasta el fondo del suburbio…

 

como trozos de pan,

las viejas tumbas de los sueños

hasta el último susurro…

 

como hijos de guerras,

la realidad, la rebeldía,

la ternura de las flores

en la siesta…

y una bala de miel,

como deseo en la mirada

que se duerme mientras vuela…

 

como piedras de luz

la perfección de tu silencio

en la belleza…

 

 

dulces certezas

 

estaca de hielo,

tus ojos

descarnados de la sombra,

clavando por la espalda

la piel

y la memoria…

peleándole los miedos

a los gatos, sin saber,

corriendo con los perros

las veredas sin volver…

 

apenas el cielo,

tus ojos,

y los bardos de una noria

bajando por el alma

la sed

y cada sombra…

negreándole los versos

a Centeya y a Ferrer,

gritando con el cuerpo

las verdades de querer…

 

y avisan las vías

que el tren tiembla lejos,

que el alma confía

y el tiempo está nuevo,

como las mañanas

cayendo a las plazas

y abriendo las ramas

para hablar del viento…

 

y espera la luna

que el pecho no afloje,

tu vientre se arrime

y el cuerpo esté inquieto,

como las mañanas

latiendo en las calles

y abriendo pañuelos

para amar al viento…

 

apenas el cielo,

tus ojos,

y los bardos de una noria

bajando por el alma

la sed

y cada sombra…

negreándole los versos

a Centeya y a Ferrer,

gritando con el cuerpo

las verdades de querer…

 

 

llovió… y ella canta

 

quisiera responderle al trino puro de tu voz

con el chillido inculto de un poema

abriéndose en la piel como bisagras de una flor

y arando los rincones de la pena…

 

quisiera respirarte en una nube sin razón

por esos trazos dulces de la tierra

mojándose al llover como caricias de algodón

y entrando con sermones por las venas…

 

llovió…

 

(cuándo ella habla

la sonrisa se descubre sin gritar,

y oye la vida…

se escucha un mal de amores en la rima

y un cantor levanta el alma

como un muerto que levita)…

 

llovió…

 

(cuando ella duerme

las cornisas se deshacen de pasión

y arde la plebe…

se planta un pajarraco en la neblina

y un amor levanta el suelo

como un paso que no muere)…

 

quisiera responderle al trino puro de tu voz

con el chillido inculto de un poema…

no alcanza, corazón… igual me falta tu poción

en la dulzura del veneno que me quema…

 

todas las lunas

 

cuántos engaños son luz,

cuántos reflejos son sombras

arrastrándose sin dueño…

 

cuánto mestizo es color,

y cuánto beso es un dios

enredándose en el viento…

 

cuantos espejos son piel,

cuántos puñales son fronda

atrapados en un sueño…

 

cuánta ternura es verdad!...

y cuánta luna es adiós

escapándose del cielo…

 

estamos hechos de historias

y preguntas,

y una respuesta nos tumba

en el silencio…

 

cuántos engaños son luz,

cuántos reflejos son sombras

arrastrándose sin dueño…

 

estamos hartos de histerias

y rarezas,

y una palabra nos quiebra

en el secreto…

 

cuantos espejos son piel,

cuántos vampiros son fronda

atrapados en un sueño…

 

algunas veces me fui,

pero no es cierto…

ninguna luna es adiós

en este cielo…

 

algunas veces me fui,

pero era cuento…

ninguna luna es perdón

en este pueblo…

 

la grieta de María Eva

 

eran los cobres de almas y pobres

que encendían la luna…

chapas oscuras de piel madura

entre madejas y nombres…

 

eran los ríos de los amores

que enredaban dulzuras…

mansas hechuras de luz difusa

entre pellejo y candombe…

 

dejo la cruz,

me pega en la frente la estrella

de los nacidos…

entreverada en los alaridos,

la voz del Che es un poema…

 

pago la vuelta,

caigo en la cuenta…

algunos muertos son hijos…

entre los dientes y los ladridos,

se escucha la voz de Eva…

 

eran los cuerpos de almas y sueños

que encendían la vida…

garras encinta de manos limpias

dando arañazos al fuego…

 

eran los ríos de los amores

que enredaban dulzuras…

mansas hechuras de luz difusa

entre pellejo y candombe…

 

dejo la paz,

me pega en la frente la huella

del desafío…

entreverada en los alaridos,

la voz del Che en una grieta…

 

pago la vuelta,

caigo en la cuenta…

todos muertos son míos…

entre los dientes y los ladridos,

se escucha la voz de Eva…

 

azul y blanca

 

Juanito azul,

María blanca…

algunos sueños se dan

como palomas al cielo…

 

amor sin fin,

pasión del alma…

algunos besos se dan

como las manos al pueblo…

 

tengo una historia de amor,

y es todo el cuento…

la fragilidad de andar,

la brutalidad de amar,

la inmensidad de ser cierto…

 

Juanito azul,

María blanca…

algunos besos se dan

como las manos al viento…

 

 

las bisagras que rechinan sin respuesta

 

cayó

sin ropas, lagrimeando,

el viejo tango de un tahúr

que se escondía entre las flores…

igual,

a pocos pasos de caer

su cuerpo entraba a no ceder

y se le abrían los faroles…

 

volvió

sin alma, rezongando,

por las semillas de un amor

que poco a poco fue vendiendo,

sin más

que un par de juegos por perder

en el turbión… la ultima vez

se le hizo lágrima en el viento…

 

qué más,

qué otro descuido por saber,

qué otra pasión guarda la piel

en el oficio de rendir cada pedazo…

igual caes,

a pocos pasos de saltar sobre el zanjón

que perdonó

unas lloviznas y un mal trago…

 

qué más,

que otro suicidio por negar,

qué otra razón calla la piel

en el silencio de morir en cada paso…

igual, sabes,

a pocos pasos de gritar cada emoción

se da un perdón

que no resiste ni un desgarro…

 

durmió

sin ropas, lagrimeando,

el viejo tango de un peón

que se alunaba entre las flores…

ya ves,

a pocos pasos de caer

su cuerpo entraba a no ceder

y se oxidaban los acordes…

 

perdón…

me sobra, me hace falta,

en las semillas de un amor

lo poco y mío que fue cierto,

sin más

que un par de juegos por perder

en el turbión… la ultima vez

se me hizo lágrima en el pecho…

 

poquito y negro

 

carita negra,

lunar del río,

pensión de grillos

en la neblina…

cuánta locura

florece al día

como caricia

de mano ruda…

 

mamita santa,

licor de lluvia,

canción de cuna

en la tristeza…

cuánto mal bicho

le salta al fuego

como patada

de bueyes rengos…

 

si tengo un beso,

uno, que al menos

no deje el aire

en el ahogo…

que sea tuyo,

que sea todo,

…es lo que tengo

como un tesoro…

 

negrita santa,

licor de lluvia,

canción de cuna

en la crudeza

de cada ayuno,

de cada siesta…

que sea poco

y sea tuyo…

 

carita negra,

licor de yuyo…

 

siempre

 

lindas caricias,

el viento que anda soplando

como ungüento de la noche…

labios rojos,

pasos viejos que repiten los sabores,

aunque se muerden de nuevo

cada vez,

en cada brote…

 

te recuerdo y… no,

te redescubro en mis manos,

como la cifra sagrada del deseo…:

uno y uno, y uno, y vos, y yo, y la vida…

 

(te recuerdo, Amanda,

te recito, Jara,

te contengo, hermano)…

 

lindas caricias,

el viento que anda cantando

como amigo de la lluvia

en labios rotos,

en pasos viejos que visten los fantasmas

aunque se viva de nuevo…

 

peronista

 

algunos monos gritando,

otros gorilas mandando…

el resto es naturaleza,

vieja, amarga, descompuesta…

flores magras,

niñas muertas,

uñas negras,

manos flacas…

 

algunos Momos bailando,

un payaso presidente,

un milico negociando…

el resto es pobre certeza

diciendo no sabe qué,

pero diciendo…

 

y atrás,

atrás de todo,

de nuevo atrás,

como un sueño,

volver al pueblo…

pero… pregunto:…

volver a qué,

volverse qué?...

 

cuántas flores más

quemándose en las balas,

cuántas almas más

volviéndose leyenda?...

 

ya nos quemaron los libros,

ya nos robaron los huesos,

ya nos negaron las cruces…

y algunos monos gritando como idiotas

vienen a vendernos luces…

 

yo no compro…

nunca vendo,

pero mejor,

nunca compro…

 

cuántas flores más

quemándose en las balas,

cuántas almas más

volviéndose leyenda?...

 

la rebeldía es un sueño que no duerme

para no soñar en vano…

 

algunas veces me duermo,

mas no tanto…

el cuerpo me pide guerra…

 

una bandera en la isla

 

penita mansa,

paño de luna en el lagrimal…

cómo se calma?,

cómo se vive sin recordar?...

 

hojita verde,

gajo de cielo en el vendaval,

cómo se vuela?,

cómo se cae sin olvidar?...

 

agüita dulce,

canción del río,

polvo animal…

cómo se entiende

la poesía sin la verdad?...

 

carita linda,

amor de mi alma,

puro candil…

cómo ser libre

si cada paso es un dos de abril?...

 

yuyito tierno,

paño de luna en el sur sin dios,

cómo ser bueno?,

cómo ser sangre sin ser dolor?...

 

pañito suave,

mano de lana en la cuna gris…

cómo se sabe?...

cómo se cierra una cicatriz?...

 

agüita dulce,

dolor del hijo,

polvo de cal…

cómo se escribe

la poesía sin realidad?...

 

carita linda,

amor de mi alma,

puro candil,

cómo ser libre

si cada paso es un dos de abril?...

 

 

sólo sueño y sólo tango

 

del pacto al clavo,

con la cruz,

se desestiman

las viejas lágrimas de amor

que en la camisa fueron luz,

mojando ruinas

atrapadas en la historia,

que al final es una sola,

la más cruda,

la más boba…

 

del hambre al beso

y al puñal,

se desprotegen

las dulces páginas de amar

que en unas cartas fueron piel,

nombrando palmas

enredadas en la euforia,

que al final es una sola

la más pura,     

la más clara…

 

y entre los dos,

un pan de versos ordinarios

que crecieron en la esquina

saludando al sol del barrio

como un beso, como un preso,

como un pájaro del viento,

enredado en el silencio

de un suspiro enamorado…

y sin morir…

 

como esa voz

atrás del miedo, resoplando

los que fueron en la puerta

sólo sueño y sólo tango,

como un beso, como un gesto,

como un pájaro de barro

atrapado en el misterio

de un suspiro enamorado…

 

del verso al beso

y al puñal,

se desmenuzan

las dulces páginas de amar

que en unas cartas fueron piel,

nombrando palmas

atrapadas en la historia,

que al final es una sola,

la más pura,     

la más clara,

la más loca…

 

 

en el fuego

 

algunas madrugadas son de velas,

de encenderle una llamita al santo muerto,

de lagrimearle el vestido a Cenicienta

y quemarse en el suspenso del silencio,

como los grillos,

como el deseo,

como el rocío…:

…en el fuego…

 

de viejo nomás me vienen las flojeras…

de peronista y de viejo,

y de libre…

 

…que se hacen río los ojos,

que se hacen siglos las piernas

y llueve el mundo

como si fuera a morirse la tristeza

en un charco a media calle,

en un cascajo de sueños

por los barrios

donde se ahoga un poema…

 

igual te canto, mi amor,

igual, aunque no se escuche,

aunque sea barro el ojal del mal zurcido,

aunque sea nudo el panal de la miel fresca,

aunque parezca imposible estar desnudo

en una ciudad de brea…

 

y es que algunas madrugadas son tan flacas

que quisiera deshacerme en su murmullo

atravesando las calles, sin protestas,

solamente desafiando a los demonios

con un poema de amor

mascando yuyos…

 

hasta el viento entre los pasos

 

despacio,

por la pálida cintura

sin luna

de las vías…

marcando

con la química ciruja

del alma

viejos pasos…

 

descalzos,

los tropiezos

que cargaron

con las últimas tristezas,

van yendo

con la mágica y suicida

fatiga de los años…

 

zonceando

con la dulce poesía

bendita

de tus labios…

rozando

por la pálida liturgia

del alma

dulces tangos…

 

te miro

con los ojos

que lloraron,

con los mismos que sonrieron

besando

la penúltima y más bicha

arruga de las manos…

 

despacio,

por la pálida cintura

sin luna

de las vías…

te quiero

hasta el álgido suspiro

y hasta el viento

entre los pasos…

 

de pocos y de pobres

 

si fuera a recorrer una vez más

de un lado al otro lado de la luna,

la calle que pisé

bajo la lluvia de otro abril

en un rincón imperdonable de locura…

 

si fuera a desnudarme como ayer

de un lado al otro lado de los ojos,

mi calle lo sabrá

como la faca de otro adiós

en un error inclaudicable de despojos…

 

de locos y de flores son las cartas que escribí,

me sobra con dos manos para un cuento de estación…

igual la piel se esquina en un olor a miel

desmenuzando el viento,

poco a poco hasta ser pueblo…

 

de látigos y besos son las noches que lloré,

me falta un par de versos para el último escalón…

igual la luz se asoma en un farol sin riel,

atravesando el tiempo,

lentamente hasta ser fuego…

 

si fuera a desnudarte como ayer

de un lado al otro lado de los sueños,

mi alma lo sabrá

como la rama de una flor

en el calor impresionante de los huesos…

 

si fuera a recorrer una vez más

de un lado al otro lado de la luna,

tu huella lo sabrá

bajo la lluvia de otro abril

en un rincón imperdonable de locura…

 

de pocos y de pobres son las cartas que escribí,

me sobra con dos bultos para un cuento de estación…

igual la piel se esquina en un olor a miel

desmenuzando el viento,

poco a poco hasta ser pueblo…

 

de besos y tormentas son las noches que lloré,

me falta un par de versos para el último escalón…

igual la luz se asoma en un farol sin riel,

atravesando el tiempo,

lentamente hasta ser fuego…

 

 

donde se hicieron los hijos

 

solita, mi piel, solita,

de ajo duro y padrenuestros sin remedio…

madre santa, pueblo viejo, luna vaga, barro negro…

 

solita, mi piel, serena,

bajo la niebla del tiempo

izando llagas

como alambrando cencerros en un grito…

como un sueño entre las garras…

 

del silencio

aprendí apenas el gesto de callarme…

de eso, y algo del viento,

llevo la sangre mordida,

como queriendo cantar

un pan de huellas,

un dios de sangre que hierve,

un bien de frutas silvestres,

un poema,

el sol, el catre,

y la mismísima herencia del nacido

donde nació la emoción,

donde cayó la tormenta,

donde se hicieron los hijos…

 

puente de greda

 

tocado

por la lluvia que caía de costado

como astillas de cristal dejando marcas

en las manos, en la ropa,

en la cara…

 

mecida

por las voces que cantaban madrugadas…

vos… arrullo sin final, meciendo vidas

en el pecho, en el viento,

en la esterilla…

 

vos… la luna,

la medianera con vidrios,

la llovizna,

el tiempo, yo… la llovizna,

mezquina de realidad en un poema

que sostiene las barandas de la brisa

como si fueran un puente entre la greda…

 

cada noche, cada llama, cada roce…

cada pena

marca con solemnidad la piel del hambre

sin entender el amor que toca tierra…

 

a veces lloro tu nombre,

a veces canto tu poema…

a veces caigo sin día

entre las flores…

 

el sueño

es esa necesidad de hacerse niebla…

atrás del mito, mi amor…

y atrás del tiempo,

todas las voces son ciertas…

 

todo un amor (descamisados en la plaza)

 

descarrilamos por las alas

de un pasado que volvió

cortando el viento

como un pájaro divino…

y entre los hilos de la historia

tu belleza me sonrió

levantándose el vestido

a pleno trino…

 

desparramados por la plaza

de un gentío que gritó

cantando el himno

como un pueblo enamorado…

y entre los miedos de la gloria

tu sonrisa me quemó

encendiéndome el silencio

a ras del grito…

 

un amor

como un país,

casi a la vuelta del dolor,

como arrimando en el barniz

la gubia seca del dolor

que no se atreve a desmentir

todo un amor,

todo un jazmín…

 

un dulzor

como la miel,

nada reniega del agror,

pero hace tanto que te vi

durmiendo lento el corazón

en el relieve de sentir

todo un amor,

todo un país…

 

entreverados en las crestas

de un licor como el verdín

de las paredes

en un barrio sin olvido…

y arremetida de violines

tu belleza me sonrió

levantándose el vestido

a pleno trino…

 

descamisados en la plaza

de un gentío que parió

cantando el sueño

como un pueblo estremecido…

y entre los miedos de la gloria

tu sonrisa me quemó

encendiéndome el silencio

a ras del grito…

 

un amor

como un país,

casi a la vuelta del dolor,

como arrimando en el barniz

la gubia seca del dolor

que no se atreve a desmentir

todo un amor,

todo un jazmín…

 

un dulzor

como la miel,

nada reniega del agror,

pero hace tanto que te vi

durmiendo lento el corazón

en el relieve de sentir

todo un amor,

todo un país…

 

mareo de luna

 

colgada del atril

la serenata se careó

contra la luz

entrecortada en los postigos…

quería ser tu voz,

y era paloma sin regreso

y sin adiós

como las gotas del rocío…

 

mareada de volver,

la luna vieja se tumbó

contra la cruz

enamorada en la neblina…

quería ser fulgor

y era disparo sin medida

y sin perdón

entre las cruces de las islas…

 

de nada me sirvió

volver a ver

las manos arrugadas

en un verso de Girondo…

si después,

toda ternura es un después

que se abichó de sobriedad

sobre los hombros…

 

de poco me sirvió

querer sumar

las balas en la plaza

como un perro que no duerme,

si después

toda la vida es un después

que se vendió con la verdad

y los escombros…

 

colgada del atril

la serenata se tumbó

contra la fe

desperdiciada en mil olvidos…

quería ser tu voz,

y era paloma, compañera,

y sin adiós

como las gotas del rocío…

 

paredón y más allá

 

desde el suelo,

un pibe loco,

un dios mugriento,

se aferró de la sortija

y nunca más perdió otro vuelo…

mariposa, bandoneón,

mojón del tren que nunca vuelve,

paredón sobre las vías…

…más allá brilla la plebe…

 

mano abierta,

un timbre loco,

el alma, alerta,

se apoyó de la baranda

y nunca más pisó la tierra…

luna boba, meretriz,

porción de piel que nunca llueve,

cascarón pobre, botija,

más acá se duerme siempre…

 

de la lluvia

que enmudece a los fantasmas

guardo el peso de mirar

de frente al tiempo…

sólo viento, sólo agua,

sólo lágrimas que caen

como pétalos de luz

en la barraca…

 

si la noche

huele a humo y a veredas

que se miden por querer

ganarle al viento…

sólo tiempo, sólo agua,

una nube en la garganta

como el grito de un amor

en la mirada…

 

en la puerta

un paso seco,

un dios de salva

se aferró de la sortija

y nunca más perdió otro vuelo…

mariposa, bandoneón,

mojón del tren que nunca vuelve,

paredón…

…y más allá brilla la plebe…

 

sueños de volar despacio

 

como un cencerro en la puerta,

la llovizna,

pega el tiempo en la vereda

y lleva amores

hasta los mares más simples…

 

me despierta su canción,

me da saudades serenas…

ganas de llorar chiquito

por tu blusa,

sueños de volar despacio

por tus piernas…

 

soledades,

las del diablo en la cruz,

las del designio en las venas,

las del beso

en la pregunta del alma…

 

cada poema de amor

es una luna en la puerta,

un cascabel embarrado en la llovizna

queriendo gritar más fuerte, y…

 

dulce pena,

apenas se tiene un rezo…

 

historias de una calle azul

 

del rezo a la idiotez,

el poco frío que nos queda

apenas cuenta

historias de una calle al sur…

y sin querer

los ojos muestran un desliz del corazón…

…melancolía

cebando el pecho

y desafiando a mil infiernos

bajo el manto de un farol…

 

testigo en la intención,

el viejo trago que nos quema

apenas cuenta

memorias de un abismo azul…

y sin saber

las manos tiemblan el perdón de la razón…

…amiga mía,

te busco adentro,

y me desnudo a ras del viento

bajo el duelo de un amor…

 

será de entonces

la lejanía de mirar con los gorriones,

entrelazando poesías con el vuelo

que me describe tu cintura…

y un pañuelo

rozando flores…

 

será de ahora

la rebeldía de querer sin más deshoras…

interminable poesía de este pueblo

que me dibuja la llovizna,

y un revuelo

soplando rosas…

 

del hambre a la emoción

el rastro tibio que nos lleva

apenas cuenta

historias de una calle azul…

y sin sangrar

las manos sacan un puñal del corazón…

…y me acarician

cebando el pecho

y desafiando a mil infiernos

bajo el manto de un farol…

 

romancera del diablo

 

cargada en una brisa con encajes de almidón,

migraba puerta a puerta, renegando,

la turbia romancera del diablo

purgándole la chuza a las esperas…

 

sin ganas voy de prisa por peajes de alma gris

buscando puerta a puerta, sin descanso,

la vieja, la más loca, la más harta

de todas las preguntas del poema…

 

debajo de una manta mal tendida,

desánimos, carquejas y un estuche sin olor

me guardan las tristezas de una siesta

castrada y encarnada

por los brazos del amor…

 

debajo de una carta desteñida,

vorágines, caricias y una lágrima sin dios,

me besan las penurias de una siembra

gastada y entrampada

por los trazos del adiós…

 

(viva Perón)

 

canciones desnudas

 

contemplo la parodia de los días,

la esquina y… no saber

por dónde llega la ilusión…

será ese olor inconfundible en las veredas...

o la canción que cantan todos

en la plaza, sin perdón...

 

recuerdo la parada de las vías,

la espera y… otro tren

descarrilando de emoción…

será que vos no te perdiste en la miseria

de la estación que guarda surcos

sin olvido, sin calor...

 

de a poco rastrillé la tierra blanda de la piel

hurgando espinas y acertijos tan mediocres…

y poco a poco descubrí la piel del hombre,

olor a barro, amor de hijos, pulso atado

en el desborde…

 

tampoco me hace bien la farsa inmunda de la fe,

tragando arenas y almamulas tan de pobres…

si mano a mano desandé la fe del hombre,

dolor de barro, amor de muerte, sueño ajado

en el desnombre…

 

converso con la viuda de los versos,

la herencia y… ya sabés

por dónde pega la pasión…

será el rumor improfanable en las veredas,

esa canción enamorada

de la vida en un zanjón…

 

abreperlas

 

va de pan, va de canela,

va de agua con alondras,

de manitas con jengibre,

de abreperlas,

de abretrampas,

de simplezas…

 

va de luna y de acuarela,

va de tilos la palabra del poema,

de crisálida rompiendo la frontera,

de maestra contemplando,

de abrepampas,

de colmena…

 

y de abismos,

de ranuras en la noche,

de secreto y laberintos,

de lechuzas y de buitres,

de promesas sin destino

y besos tristes…

dulces besos y tan tristes

como el viento

que se arrastra por la tierra

persiguiendo a los jazmines…

 

va de leche,

va de pan y de canela,

va de ríos la palabra del poema,

de dulcísima condena,

de bellísimo silencio

recorriéndole los pechos a una madre,

relamiéndose los sueños en su vientre,

levantándose del surco hasta los cielos

como el suspiro de nadie…

 

quema de brujas

 

entramos por el ojo lastimado de la niebla

silbándole un bolero a la nostalgia...

soltaste tu mirada en el verdín de un cielo extraño,

tal vez imaginando que no pasa…

 

viajamos en el soplo torturado de un silencio,

robándole un suspiro a la tristeza…

mataste la conciencia en el dolor de un trago amargo,

quizás el ojo ciego de la niebla…

 

y hablando en un pregón de madrugadas sin holgura,

me esquiva la flacura de los años mal vendidos,

de cara en el turbión de la mirada sin respuesta

te escribo este poema

mal hablado y tan querido…

 

y a esto de creer las profecías sin hogueras,

me ensarta la bajeza de los ñatos mal vestidos…

de negro en el cordón entumecido de quinielas

te escribo este poema

tan sentido…

 

entramos por el ojo lastimado de la niebla

silbándole un bolero a la nostalgia...

soltaste tu mirada en el verdín de un cielo extraño,

tal vez imaginando que no calma,

que no es lluvia,

que no es barro…

 

treinta mil sueños largos

 

…así entendí algunas cosas,

mirando dormir la tarde,

muriendo,

como los pájaros quietos…

 

tan parecido a dormir,

tan necesario…

 

el infierno

canta al borde de la fe…

se va en las alcantarillas de la esquina…

 

…pobre canto desahogado,

tanto tiempo…

 

así entendí algunas cosas,

mirando dormir la calle,

flotando,

como la luna en el puerto…

 

tan parecido a soñar,

tan enredado…

 

te quiero

y la entripada del alma

es desborde de ternura enamorada

que no soporta morir…

 

…pobre pueblo enamorado,

tanto viento…

 

así entendí lo que soy…

un sueño urgente,

y treinta mil sueños largos…

 

 

 

y al fin se duermen los duendes,

donde se duermen las luces,

donde la luna se mece sin sentido,

borracha de olor a vino y linda…

 

de carro y barro

 

cada ramo de violetas

que me trae la mañana

hace un juego por la cama

como sedas de tu piel…

y de pronto vuela lejos

la memoria,

impregnada de tus manos

como ayer…

 

cada lágrima caliente

se me quema en los retratos,

tantos muertos sin olvido

son los hijos de otra piel…

y de pronto vuelan ciertos

sin derrota,

empapados en la calle

otra vez…

 

por las sombras de un murmullo

canta un vuelto de la vida

que de nada brota un yuyo

y del yuyo hace una flor

deshojándose las únicas caricias,

recogiéndose en un puño

con furor…

 

en las ramas de un gentío

tiembla el sueño de ser vida

que de todos saca un rumbo

y del rumbo hace una voz

repitiéndose las últimas canciones,

aferrándose del pulso

con amor…

 

cada ramo de violetas

que me trae la mañana

hace un juego por la cama

como sedas de tu piel…

y de pronto vuela lejos…

…poesía

impregnada de tus manos

como ayer…

 

para vos

 

aserrín,

lluvia, hollín,

bendita soledad

que le abre trampas a los ojos

mientras miran…

 

corazón,

casa, error,

bonita realidad

que se hace ramas en el viento

mientras grita…

 

para vos,

si es que hay amor

entre mis manos

lastimadas

dejo un cerco de jazmines

y unas lágrimas de luna

que cayó

desparramada entre los charcos

sin pensar si estabas vos

bebiendo el llanto…

 

para vos,

si es que hay canción

entre mis rezos

destemplados,

suelto un verso de Sabines

y estas páginas lluvia

que cayó

enamorada entre los charcos

si pensar si estabas vos

bebiendo el rastro…

 

corazón,

casa, error,

bonita realidad

que se hace ramas en el viento

mientras grita,

corazón,

la tonta y dulce poesía

para vos…

 

otro 24

 

rabia de morder las rachas,

de arrugar las mantas

sin saber por dónde ira la piel…

 

bronca de perder las rosas,

de arrastrar la roña

sin poder creerlo otra vez…

 

ganas de sacar las armas,

y escupir del alma

toda la locura y la viudez…

 

vuelvo a dragar los huecos,

y arrastrar los huesos

sin querer perderlos cada vez…

 

magia de mover las ramas,

de escuchar que cantan

sin saber por dónde irá a llover…

 

sueño de temblar tu beso,

y azuzar al miedo

sin poder matarlo con la fe…

 

ganas de soltar el grito

y esculpir el rito

desde la memoria y el cincel…

 

vuelvo a buscar los huesos

y a nombrarlos nuestros

para no perderlos otra vez…
desvelo

 

cuántas sombras tiene el mismo par de ojos?...

cicatricé en el espejo tantas lluvias,

tantas sonrisas robadas en secreto,

tanto tiempo en las arrugas…

 

atrás del cuento de ser,

algunos demonios tristes me desprecian

y algunos ángeles magros me hipnotizan…

 

la luz se duerme en los flecos de la calle,

balanceándose en el viento esos faroles

como sortijas ingratas de una calesita vieja

que todos quieren tener,

y al fin es nada…

 

juego, sombra, ojos, tiempo… nada…

 

duermo en los flecos mojados de un perfume

que no recuerda haber sido

y ni le interesa el olor de la tristeza…

igual me lleva,

como ocupa enamorado de su casa,

me lleva a dormir tan lejos

que ni un espejo me tiene,

ni la angustia,

ni el silencio…

 

 

las estrofas y las manos

(que no se muera la verdad)

 

que no salpique el empellón de la crueldad,

que no se duerman con excusas las historias,

que no se cacen una a una las palomas,

que no se muera la verdad…

 

que no nos duela el mal amor de los demás,

que no nos dejen sin palabras la memoria,

que no se venda sin querer tanta derrota,

ni tanto sueño por soñar…

 

que marque el paso una ilusión,

que pinte el diario un corazón,

que nos devuelvan las estrofas y las manos…

no late un pueblo sin pasión,

no vive un alma sin amor,

no quedan tiempos ni parodias para darnos…

 

que bese el beso una ración

de luna opaca… una ilusión

que pinte el diario con los pasos y las manos…

no grita en vano el corazón,

no canta el pueblo sin pasión,

no se destruyen los abrazos…

 

que no se pierda otro gorrión de la ciudad,

que no se quede sin excusas para hacerlo,

que se no sequen uno a uno los deseos,

que no se muera la verdad…

 

que no nos juzgue el mal amor de los demás,

que no nos callen por cantar el mal olvido,

que no se cubran con burradas tantos nichos,

ni tanto sueño por soñar…

 

que marque el paso una ilusión,

que pinte el diario un corazón,

que nos devuelvan las estrofas y las manos…

no late un pueblo sin pasión,

no vive un alma sin amor,

no quedan tiempos ni parodias para vagos…

 

que bese el beso una ración

de luna opaca… una ilusión

que pinte el diario con los pasos y las manos…

no grita en vano el corazón,

no canta el pueblo sin pasión,

no se destruyen los abrazos…

 

mientras duerme la ternura

(la sonrisa de una Juana)

 

me asustan los carteles

que de pronto borran flores

sin pensar que hay una historia

enredada con la brisa…

 

la sonrisa de una hamaca

rechinando sus cadenas

mientras duerme, mientras vuela

la llovizna…

 

me enlutan los milagros

que de rancios pierden polvos

sin saber que hay una escuela

a la vuelta de la esquina…

 

las cornisas de una idea

oxidando sus cerrojos

mientras surge, mientras baila

la neblina…

 

cómo hacer para decirte

que no está todo perdido,

que me quedan dos aullidos

y unas vueltas en la obra…

que por pan no venden rosas,

ni por rosas venden sueños,

que un hachazo en la inocencia

es más que un muerto…

 

cómo hacer para pedirte

que no entregues la mirada,

que te quedan las mañanas

y unas telas en el nido…

que los ojos son un río

y los párpados vasijas,

que una lágrima en la herida

es más que ungüento…

 

me endulzan los jardines

que de viejos guardan flores

sin mentir que hay otra historia

enredada con la brisa…

 

la sonrisa de una Juana

con jazmines en la blusa

mientras duerme, mientras canta

la ternura…

 

 

fuego y piedras

(sólo un poema de amor)

 

la arista flaca de un rayo

que apuntaba al sur

con los acordes livianos de la lluvia,

se me hizo estaca de poesía

entrando al corazón,

cortando el alma con la piel de cada día…

 

la arcilla blanda en el pecho

me apegaba a vos,

como los moldes románticos del viento…

caricia innata de locura

guardando una razón,

cantando el alba con la voz de la ternura…

 

respiro y clavo el suspiro

en las bocas de tormenta

que se tragan las historias de mil años…

me persigno enamorado ante una estrella

que deja huellas de fuego al empedrado…

 

resisto y muerdo el gemido

en los cruces de la esquina

que conoce las parodias de mis pasos…

los silencios amorosos, las corridas que me llevan,

me desvelan desnudo al descampado…

 

la angustia tibia de un beso

que esperaba al sol

para romperse despacio por las manos,

se me hizo hilacha de sabores

volando hasta partir,

lastrando el cuerpo en la miel de los temblores…

 

la arcilla blanda en el pecho

me apegaba a vos,

como los moldes románticos del viento…

caricia esclava de frescura

rozando en el carbón,

portando el verso con la voz la blancura…

 

resisto y muerdo el gemido

en los cruces de la esquina

que conoce las parodias de mis pasos…

los silencios amorosos, las corridas,

que me desvelan desnudo al descampado…

 

respiro y clavo el suspiro

en las bocas de tormenta

que se tragan las historias de mil años…

me persigno enamorado ante una estrella que cayó

dejando huellas de fuego al empedrado…

 

 

marzo caliente

(la rabia y el amor)

 

se ve de lejos…

los barrios y… nunca más,

el cementerio de sueños,

las flores del cementerio,

como esas cosas que traen los suspiros…:

olores viejos,

canciones que se renuevan calle a calle,

paso a paso, cuerpo a cuerpo…

 

los incultos, los cobardes, los atroces,

nunca serán los imberbes,

ni los hombres, ni la plebe,

ni las mujeres de un pueblo…

 

se ve de lejos la llama de unos ojos,

como el amor de una madre…

se ve de blancos pañuelos

y de miradas con fuego

como las chispas trepando por la noche

y un humo con alas claras…

 

los horribles, los cobardes, los mediocres,

nunca serán poesía,

ni jirones de razones…

ni hombres, ni hambre, ni perros,

ni mujeres, ni pasiones…

 

pues ni la rabia serán,

y aunque los muerda

ni sangre tienen que pueda

escribir treinta mil nombres

como la sangre de uno,

como la sangre de todos,

mujeres, sueños y hombres…

 

(viva Perón)

 

hilos de plomo

 

larguísima, la estación, se estira lejos,

hasta donde ya no hay nada,

donde ya no dan los ojos otra espera…

 

pasa un ángel y remonta por los techos…

viene lluvia, pasa un ángel,

duele el pecho,

estirándose hasta donde van los ojos,

luego, sin ver, estrechándose en silencio,

como un llanto

que se atora en la garganta y…

 

…sobra el aire para el vuelo,

faltan lazos en la sombra…

 

vuela un pájaro y me vuelo,

pasa un ángel

y se lleva mil secretos con el viento…

viene lluvia, tiembla el pulso,

pasa el tiempo,

y ni un tren de madrugada que me lleve

hasta donde ya no hay nada…

 

por los huesos

(murguita del cementerio)

 

despacio…

el pedregal rompe las huellas,

cada noche es una queja

que se quema en la garganta

de los otros…

 

nosotros…

el laberinto de una pena

abre rondas de poemas

que se quiebran en las manos

y en los ojos…

 

rezando

romerías de silencios

que abren polvos en el pecho

y se duermen

restregando más tesoros…

 

llorando

como novia sin reflejo,

se descarna en cada sueño

que se queda entre nosotros

sí, llorando…

 

despacio…

el cardinal marca la puerta,

donde todo es luna llena

que se cuelga en la baranda

de los ojos…

 

nosotros…

el pobrerío de una quema

lanza gritos de verbenas

que se endulzan en las voces

de los otros…

 

rogando

por los huesos de los negros

que abren murgas en el pecho

y se duermen

regresando con el Momo…

 

llorando

como viuda sin consuelo,

se descarna en cada sueño

que se queda entre nosotros

sí, llorando…

 

despacio…

el pedregal rompe las huellas,

cada noche es una queja

que se quema en la garganta

sí, cantando…

 

donde nacieron las flores

 

el gemido de una loca entre paredes, gritando,

me hace pensar en la vida…

 

el veredicto es genial…: está rabiosa…

y sí… está endiablada de vientre,

está mordiendo las cintas de su pelo,

liberándose…

 

la arcilla

guarda el molde de la huella

como un puñado de historias que transcurren…

…y eso es la vida,

tu impronta en el lagrimal,

mi rebeldía,

la suerte…

y en algún rincón del mundo está la muerte

que no deberían robarnos,

como no se roba el agua de un sediento…

 

tantos sueños

pa’ que en dos pasos se envicie la memoria…

 

no olvido dónde nací,

ni enluto al ángel guardián,

pero le escupo las hojas al olvido

y no me olvido del árbol…

 

de nuevo en la soledad de mis harapos

busco flores en mi ropa…

ando en cueros porque el viento me sostiene,

y ya no tengo más que eso…:

una rosa…

 

y porque un día sentimos esa fuerza…

unidos o descarnados,

piojos o descamisados,

patria o mierda...

 

y si es mierda, que sea nuestra,

como un puñado de historias que se cuentan

en las vitrinas,

en los confites inmundos de la SADE,

en los andenes del Mitre,

o en los estrados solemnes…

 

tantos sueños

pa’ que en dos pasos se envicie la memoria…

no olvido dónde nací,

ni enluto al ángel guardián,

pero le escupo las hojas al olvido

y no me olvido del árbol…

 

somos niños,

somos pájaros volviendo

al cuero crudo,

curtido,

de las ramas,

donde nacieron las flores

por el aroma del nido…

 

 

manzanas del paraíso

 

miraba cómo dormías…

miraba al cielo…

y era una verdad del alma,

era parpadear borracho al techo llano,

pero era mirar la nada,

la soledad impensada de una plaza,

la belleza imperdonable de la vida,

manzanas del paraíso…

 

tanto digo y tanto callo en el poema…

algunas cosas no se dicen con palabras…

 

miraba cómo dormías

y escuchaba las campanas de la iglesia,

el timbre de la estación,

el viento hermoso besando las persianas,

y el silencio…

 

tanto quise y tanto tengo…

 

la mañana

viene a querer arrancarme las tristezas

al precio de arar perdones…

 

nunca es buena la flaqueza del consuelo…

la mañana viene a lavarme los huesos

y tengo muertos de anoche cada poema…

 

te quiero

y eso es el tiempo…

 

miraba cómo dormías…

miraba al cielo…

y era una verdad del alma,

era parpadear borracho

y lagrimear sin llorarte,

como un trueno…

 

para un pueblo

que no conoce paredes,

que nace treinta mil veces

después de cada dolor…

hay palomas

ennegrecidas de historias

que se reencuentran volando,

blanqueando el pecho de amor…

 

para un sueño

que no respeta distancias,

que muere todas las noches

para volver a vivir…

hay silencios

entumecidos de aromas,

que se concentran cantando,

cantando para latir…

 

linternas o colirios

(“no es maní, ni es chocolate… es maní con chocolate”…: infancia clandestina, 2012)

 

perdidos en el barro de la costa,

mugrientos de emoción

hermosamente,

los brillos de una estrella en tu mirada

y el marco de la luna

entre tus sienes…

 

de pronto te vi

sonriendo como un pájaro en la brisa…

(volando)…

segura de querer toda la vida,

cambiándole los trapos

a la luz…

corriendo trenes…

 

perdidos en el barro de las cosas,

mugrientos de pasión,

inmensamente…

 

de a ratos busco el filo

de una lágrima en la noche,

linternas o colirios,

desgarros de alma y nombre

soñando el regateo de tu risa

en medio de un jurado

niño y pobre…

 

de a ratos busco el filo

de una lágrima en la frente

soñando la mirada más mezquina…

si al fin sobrevivimos

a la urgencia y la pesquisa

del dolor,

como morimos sin reproches…

 

unidos en el barro de la sombra,

hermosos de pasión,

terriblemente…

 

de a ratos busco el beso

de una lágrima en la frente

(volando)

como amar eternamente…

 

descamisado entre las flores

 

quizá no estén tan locas las palabras…

algunos dicen “pájaros” y vuelan,

mirando al que dibuja,

caminando, una canción

con esa poesía que lo lleva

 

a ver la realidad en cada esquina,

a hablar con un jurado de gorriones,

a entrar por el camino de la sombra

y andar descamisado entre las flores…

 

tal vez no estén tan locas las miradas,

tal vez

no esté tan viejo el universo…

algunos con las manos hacen sueños

frotándoles los gajos a las ganas…

 

tal vez no estén perdidos los secretos,

tal vez…

igual me duele la jornada…

algunos con el hambre siembran miedo

y otros con la piel levantan alas…

 

quizá no estén tan locas las palabras…

algunos dicen “pájaros” y vuelan,

mirando al que dibuja,

caminando, una canción

con esa poesía que lo lleva

 

a ver la libertad en un abrazo,

a hablar con un conjuro de recuerdos,

a andar por el camino de la sombra

y estar iluminando un cementerio…

 

tal vez no estén tan locas las miradas,

tal vez

no esté tan viejo el universo…

algunos con las manos hacen sueños

frotándoles los gajos a las ganas…

 

tal vez no estén perdidos los amantes,

tal vez…

igual me duele la cornada…

algunos con el odio siembran miedo

y otros con la piel levantan alas…

 

 

las voces

 

mil canciones,

ya no sé qué revisarle a la memoria…

es tan inquieta y exacta…

 

las calles que no pisé,

los sueños que no soñé,

los miedos que no mentí arrodillado…

 

tantas voces…

 

el espejismo salvaje del silencio

quiere darnos cama y agua…

 

yo no tengo

ni un par de espejos que ver,

ni más perfume que el viento…

 

y huele a rosas,

a tu boca y… dios,

la muerte me huele a rosas

igual que huele la vida…

 

ya no sé qué revisarle a la memoria…

será que no esconde suertes,

será que huele a tu boca…

 

cómo decir tu poema sin caerme?...

cómo morder el amor sin desangrarme?...

 

tantas voces…

 

de tus manos tengo lágrimas del tacto

y apariciones hermosas…:

somos plebe…

 

mil canciones…

las calles que caminé,

los sueños que deshojé,

los miedos que no entregué como pasado…

 

ya no sé qué revisarle a la memoria…

será que no esconde suertes,

será que huele a tu boca…

y… tantos besos…

 

una rosa

puede derribar paredes…

 

ya… no importa…

quien lo sepa entenderá

por qué se vive y se muere…

 

el ojo del lucero

 

transpira lluvia ese jazmín,

respira el agua de tu blusa

y se trashuma como el ojo del lucero…

 

por suavidad guarda el dulzor

de las mejillas que rozó

dejando marcas como llanto en un pañuelo…

 

por rebeldía hundió los pétalos al barro

y se durmió

como la luna en la neblina…

 

…y vos, mujer

con alas de papel,

manos y hojas que al caer

trazan la piel con carbonillas…

 

desmota luz el cardinal,

desgarra el beso de la bruma

y se desnuda como el alma del deseo…

 

por lealtad guarda el dolor

de las palabras que rezó

pidiendo vida como muerto en un desvelo…

 

por rebeldía hincó los dientes en el barro

y se durmió

como la luna en la neblina…

 

y vos, mujer

con alas de querer,

manos y hojas que al caer

trazaron piel en la llovizna…

 

transpira lluvia ese jazmín,

respira el agua de tu blusa

y se trashuma como el ojo del lucero…

 

por ser verdad guarda el dulzor

de las mejillas que rozó

dejando llagas, como sueños…

 

en la sombra de los días

 

apenas un trasluz

acariciando las paredes

y el dulce desapego de la noche…

tu mano en una luna de piruetas y dolor

buscando la tersura de los roces…

 

de paso por la fe,

apaciguando los horrores

y el triste desengaño de la vida…

tu sangre es una gruta de latidos y pasión

mordiendo la locura de la herida…

 

y abajo la razón,

y arriba el vellocino de las cuentas

que derraman la mentira

y la única verdad que se hace fibra,

la herencia, la niñez,

la libertad para creer,

la savia viva…

 

y entonces tu renglón

y la poesía que se acaba en un suspiro

y me pide más sangrías

que una flor…

(en los pasillos del infierno

escribo cartas de un amor

que clavan sueños

en la sombra de los días)…

 

apenas un gorrión

apresurando los violines

y el viento deshojando las paredes…

tu boca en una grieta de pintadas y pasión

buscando la bravura de la fiebre…

 

de paso por volver,

argumentando los sabores

y el dulce despilfarro de la risa…

tu sangre es una bruja de latidos y pasión

mordiendo la locura de la herida…

 

te pido, corazón,

te pido el manoseo de la suerte

que derrama la mentira

y la única verdad que se hace fibra,

la herencia, la niñez,

la libertad para creer,

la savia viva…

 

recito tu renglón

y la osadía que se acaba en un suspiro

y me pide más poesía,

corazón…

(en los pasillos del infierno

escribo cartas de un amor

que clavan sueños

en la sombra de los días)…

 

todas las flores que esperan

 

estrellitas, compañera,

son luciérnagas…

 

el cielo,

los lunares de tu espalda,

la espesura de tu boca,

las arrugas de mis manos,

el recuerdo y el silencio,

compañera…

 

son cencerros,

como bichitos de luz,

como piojitos del alma,

como estrellas…

 

alguna piel será dios,

igual no creo…

me quedo en tu abrazo tibio,

haciendo leña…

 

estrellitas de la leña,

besos, chispas…

 

…y alguna vez arderán

todos los versos,

y alguna vez se abrirán

todas las flores que esperan…

 

el parloteo de tus ojos con el pueblo

 

algunas flores de alquitrán

en los zapatos de tacón

y el aleteo, sin rumor,

de las palomas en tu pecho…

 

huele dulce el desconcierto de tu boca

enredándose en el viento

como pájaros sin gloria…

 

algunas lágrimas sin paz

en el silencio del dolor,

y el desengaño de morir

hermosamente por un sueño…

 

sabe crudo el desahogo de las manos

entregándose en el vuelo

como pájaros de barro…

 

y tu canción,

querida mía,

vuela un poco más que eso,

lleva el peso de los ojos

embarrados de distancias

que no sé,

no sé si mienten o se inventan…

sólo tengo una ilusión

para entender lo que nos queda…

 

y tu razón,

amiga mía,

sangra un poco más que eso,

guarda un gesto de los ojos

empapados de nostalgias

que no sé,

no se si duelen o se injertan…

sólo tengo esta canción

para entender lo que me quiebra…

 

negrura linda de asomar

por las rendijas del amor

y el parloteo, sin final,

de los poetas con el pueblo…

 

huele dulce el desenfreno de tu boca

enredándose en el viento

como pájaros sin gloria…

 

algunas páginas de más

en el concierto sin perdón,

y el desconsuelo de morir

hermosamente por la calle…

 

sabe crudo el desahogo de las manos

entregándose en el vuelo

como pájaros de barro…

 

y tu canción,

amada mía,

quiere un poco más que eso,

lleva el peso de los huesos

estancados en quimeras

que no sé,

no sé si mienten o se inventan,

sólo tengo una ilusión

para entender lo que nos queda…

 

y tu razón,

amiga mía,

sangra un poco más que eso,

guarda un yeso de los labios

empapados de ternuras

que no sé,

no se, mi amor, cómo se injertan,

sólo tengo esta canción

para entender lo que me quiebra

en un zanjón

de flores y de piedras…

 

el viento y las voces

 

rompió la cerradura y se fue lejos a morir

por donde la llovizna cuesta un cuero…

de lunfa fue a pasar por el sereno cardinal

donde se duermen los ojos sin regreso…

 

bailó de remolino y se dio corte de sinfín

por donde la conciencia marca el pecho…

de sombra fue a caer por la barranca sin piolín

como se cae la luna al Riachuelo…

 

barniz de bandoneón que sopla el fueye hasta gritar

y resquebraja los dedos que hacen fuego…

me cantan las sirenas invitándome a soñar

que sólo es la verdad que canta el viento…

 

cenizas como amor que duele adentro hasta temblar

y deshilacha los versos que andan lejos,

me vuelan los harapos sin negarse a despertar

y sólo es la verdad que canta el pueblo…

 

tocó la vieja cuna y se fue lejos a rezar

por donde la ternura marca el suelo…

de dulce fue a rozar por el liviano lagrimal

donde se cuentan los cuentos del silencio…

 

trabó la cachetada y se dio suave sin dolor

por tanto que besó la marcha en celo…

de arrugas fue a calmar por la poesía del turbión

como le sopla la lluvia al gajo tierno…

 

barniz de bandoneón que sopla el fueye hasta gritar

y resquebraja los dedos que hacen fuego…

me cantan las sirenas invitándome a soñar

que sólo es la verdad que canta el viento…

 

cenizas como amor que duele adentro hasta temblar

y deshilacha los versos que andan lejos,

me vuelan los harapos sin negarse a despertar

y sólo es la verdad que canta el pueblo…

 

todos los pájaros

 

mordiendo el beso hasta el licor

que sabe a gotas de pasión

entremordidas con canela y miel,

descuido el trago de dolor

que despintó mi corazón

desparramando la ternura…

 

ni marca el gesto hasta el agror,

ni llama a gritos el amor

empecinado con sentencia y piel,

desnudo el paso por ahí

que sacudió la cicatriz

abriendo llagas de dulzura…

 

como se siente la tersura de llover

cuando los ojos miran lejos

y un par de lágrimas de plomo dejan ver

entre los párpados el cielo…

 

como se ve con el ardor al parpadear

cuando la vida quema sueños

y atrás de páginas y versos duelen más

todos los pájaros en vuelo…

 

mordiendo el beso hasta el licor

te llama a gritos el amor

desparramado por mi pecho…

 

margaritas y raspones

 

cascaritas de dulzores

que se cuelgan de una flor

como todos los rocíos

desvelados…

se me cierra la garganta

por gritar

esas canciones

que escaparon de tus manos…

 

margaritas y raspones

que desnudan la ilusión

como todos las tormentas

de la tierra…

se me niega la palabra

por rezar

esas pasiones

que escaparon de la feria…

 

un responso es un clavel

agarrado a la solapa

de los viejos

o cualquiera de nosotros…

un susurro cambia el bien

y se mete por las vías

de chispero entre los otros…

 

un recuerdo es para quién?...

me trasluce en la mirada

cada sueño

restregado de tu polvo…

voy de sombras por la luz

y me curto por las vías

de piojero entre los crotos…

 

cascaritas de dulzores

que se cuelgan de una voz

como todos los poemas

desgarrados…

se me duerme la mirada

de llorar

esas canciones

que escaparon de tus manos…

 

margaritas y raspones

que desnudan la ilusión

como todos las tormentas

de la tierra…

se me niega la palabra

por rezar

esas pasiones

que temblaron por tus piernas…

 

todo y poco

 

contando las palabras

que se acuestan en tu piel

descubro el lado simple

de un poema…

enlazo la nostalgia

a la belleza de vivir

con un amor

perdido entre las venas…

 

besando la ternura

que se arrima con tu voz

entiendo la frescura

de las uvas…

sangrando con la boca

en el misterio de morder

con la pasión

perdida en la locura…

 

y arrumbo soledad en una brecha

mal colgada en la osamenta

de las noches ilegibles en el alma…

y en tanto, mucho o poco,

se arrebata la ilusión

como un carmín

derretido en la solapa…

 

de nuevo, soledad, de nuevo el beso

desteñido en el olfato

de las bestias sin salvar del manicomio…

de a ratos, todo y poco,

me encandila la emoción

como un farol

alumbrando en el insomnio…

 

palpando la corteza

que se atreve a tu cincel

descubro el lado blando

de la leña…

enciendo la tristeza

y la bravura de sentir

con un amor

perdido entre las venas…

 

rasgando la lisura

que se estira con la piel

destejo la llovizna

del otoño…

sangrando con la boca

en el misterio de morder

con la pasión

las nubes de tus ojos…

 

de nuevo, soledad, de nuevo el morbo

desteñido en el olfato

de las bestias sin salvar del manicomio…

de a ratos, todo y poco,

me encandila la emoción

como un farol

alumbrando en el insomnio…

 

y arrumbo, soledad, la misma zanja

mal cavada en la distancia

de las noches imposibles en el pecho…

y en tanto, lo que muero,

se arrebata de ilusión

como un carmín

desterrado del silencio…

 

dicen las calles

 

con sus resacas de poema gris,

suaves de aliento como amor dulzón,

mueven las lajas perfumando adiós,

viejas bandadas que manchó el hollín…

 

por las barrancas de la Cruz del Sur,

aves de asfalto como ayer canción,

cruzan los techos para siempre amor,

dulces miradas que marcó la luz…

 

piedras del viento, como vidrio azul,

punteando el cuero con el lagrimal,

sobre las chapas, poesía atrás

llagas del beso que durmió en el tul…

 

dicen las calles, dicen como ayer,

negando el miedo con la realidad,

viejas bandadas, poesía atrás,

pasos del sueño que soñó la piel…

 

por las barrancas de la Cruz del Sur,

aves de aliento como amor dulzón,

cruzan los techos para siempre amor,

dicen las calles…

 

piedras del viento, como vidrio azul,

punteando el cuero con el lagrimal,

sobre las chapas, poesía atrás

llagas del beso que durmió en el tul…

 

dicen las calles, dicen como ayer,

negando el miedo con la realidad,

viejas bandadas, poesía atrás,

versos y sueños…

 

los otros

 

muerdo la luz,

la repentina luz,

que se desarma por ahí

cuando la lluvia por ahí

llena de espejos la ciudad

pintando estrellas

parecidas a tus ojos…

 

quiero decir,

tal vez saber decir,

lo que desando por callar

cuando te siento por allá

mientras te espero por ahí

contando estrellas

encendidas en los otros…

 

del suelo al cielo

no hay verdad como la sombra

que se cuelga de las ramas

y transpira la memoria

de volar

 

sobre los techos,

como ángeles o viejos

de llorar

entre las hojas

que se secan con la historia…

 

cargo la fe,

la renegada fe,

que se dispara por amor

cuando se vive por amor

lleno de instintos por mutar

contando iglesias

en las manos de los otros…

 

quiero decir,

tal vez saber decir,

lo que desando por callar

cuando te siento por allá

mientras te espero por ahí

contando estrellas

encendidas en tus ojos…

 

del suelo al cielo

no hay verdad como la muerte

que se cuelga de la vida

y transpira la conciencia

de querer

 

sobre los sueños,

como ángeles o cuervos

sin perdón,

entre las flores

que se abren desde el vientre…

 

muerdo la luz,

la repentina luz,

que se desarma por ahí

cuando la lluvia por ahí

me habla de vos

pintando huellas

parecidas al amor…

 

caricia de cardos

 

pocilgas clavadas con la piel del viento,

teniendo las vigas de la madrugada…

si hablara de amor cada nido abierto,

serían canciones y serían casas

atadas al viento

con la piel del alma…

 

cenizas voladas por la voz de un rezo

soplando los humos de la fe quemada…

si hablara de amor cada libro abierto,

serían poemas y serían llagas

amantes del viento

con la voz del alma…

 

de nuevo las cruces sobre las Malvinas,

de nuevo las pulgas en el catre dulce…

canción de murmullos que sostiene fuegos,

herencia de engaños que agrieta la vida…

 

si hablara del tiempo cada flor caída,

serían los hijos de la espalda urgente…

canción de los pobres que sostienen sueños,

caricia de cardos de endulza la herida…

 

de nuevo las cruces,

de nuevo las balas…

 

sembramos poemas

y amamos las llagas

que abrazan al pueblo

con la piel del alma…

 

augurios y venenos

 

para un mal de ojos

apenas el parpadeo de una estrella

y una luciérnaga loca

que te queme la mirada…

 

ya… que duela…

 

si se me cruza un mojón

que sea de noche,

pues la ceguera mayor está en las luces…

si me tengo que caer,

que sea de noche,

mientras me abriga la sombra,

mientras me duelan las tripas…

 

no hay mal veneno, mi amor,

ni buen augurio…

hay augurios y venenos…

 

para el tiempo,

apenas una razón mejor que uno…

y una luciérnaga loca

que me destroce el orgullo

con sus chispas…

 

ya… que duela…

 

que me queme la tristeza

como el hambre

llevando leña a la vida…

 

si se me cruza un perdón,

mejor me mate…

pues la miseria mayor está en callarse…

 

si me tengo que caer,

que sea de noche,

mientras me abriga la sombra,

mientras mis muertos me abracen…

 

tinta vieja

 

fantasía de buscar por las cornisas

el verdín que deshojó todas las noches

levantándole la cruz a la neblina

sin caer

en su colchón de gajos pobres…

 

cacería de correr por las veredas

el hollín que resbaló desde las flores,

despreciándole la piel a las espinas

de caer

en un zanjón de malos brotes…

 

una a una

las palabras de la última virtud

que descubrí

bajo la sombra de una queja sin gritar,

se van subiendo a la verdad

como una mueca de razón

apabullada de dolor

en la sonrisa que no está…

 

y una a una,

tus palabras, tus tristezas y mi voz

se van queriendo

como trazos de la vida que gritó

amargamente, con amor,

amargamente, si piedad,

enardecida de pasión

en la ternura que se va…

 

rebeldía de volar en las corridas

el trajín que desbordó todas las camas

sacudiéndole los polvos a la vida

sin caer

en su faldón de noches blancas…

 

arenitas en los ojos que se queman…

aserrín que le soplaron los rencores,

despreciándole la miel a las pupilas

al caer

en un zanjón con mansos brotes…

 

y una a una,

tus palabras, tus tristezas y mi voz

se van queriendo

como trazos de la vida que gritó

amargamente, con amor,

amargamente, si piedad,

enardecida de pasión

en la ternura que se va…

 

una a una

las palabras de la última virtud

que descubrí

bajo la sombra de una queja sin gritar,

se van subiendo a la verdad

como una mueca de razón

apabullada de dolor

en la sonrisa…

 

al fin de marzo

 

quería cantar

y se me dieron los pájaros callados,

volando atrás de un rumor de sueños pardos,

viejos de cielo…

 

igual la piel…

igual volando, la piel,

como un racimo de cuentas,

como uvas,

despellejándose al viento

a puro marzo…

 

cuando me pido volver

entiendo que nuca estuve

ni en las resacas de ayer,

ni en las palomas de octubre,

ni en las quimeras del santo

que resignó su tristeza…

 

entiendo el barro,

y eso lo entiendo,

y es todo el vuelto

de mis amores lejanos…

 

entiendo el barro…

te quiero…

la poesía es un sueño

que se despierta cantando…

 

y se me dieron los pájaros callados

y los suspiros del viento

volando atrás de las manos

que perseguían las voces

de treinta mil hijos buenos…

 

esas cosas sin sentido

 

de mis canciones más tristes

guardo un jazmín…

el más liviano, el más puro,

el que perdí

mientras cuidaba otras cosas

que no importan…

 

es tan inmenso el silencio…

cada sombra

tiene el rumor de tu cuerpo

como estigma

que va poniéndole un nombre

a cada loza…:

 

(eso es luna, eso es carmín,

eso es la inmensa ternura de quemarse

en una noche de lluvia)…

 

de tu piel

guardo un jazmín,

el más liviano, el más puro,

el que encontré

mientras buscaba otras cosas

que ya no importan…

 

 

 

 

paloma…

poesía en la trinchera

levantándole la blusa

a la diosa de la guerra…

 

desnuda

como el alma que se entrega

anunciando su niñez

en los pechos de la luna…

 

paloma…

niñería de verbena

embriagándose a morir

por cada pena…

 

desnuda

como el cuerpo de un soldado

atrapado entre el dolor

y la bravura…

 

treinta mil pobres

 

y cuando nos duela tanto como para deshacernos,

cuando los hijos, los muertos, los viajeros, los racimos…

cuando nos descubra el alma un mal olvido,

aún seguiremos nuestros,

aún queridos

en una luna de cal,

en un fusil de motivos

mal pagados…

 

padrenuestro que estás viejo,

descarnado sea tu nombre

entre las manos, amores,

entre las manos de todos

amasando mil perdones…

 

ya… ni es tanto,

me sobra pan de cuaresma,

me reclutan treinta mil

y somos pobres…

 

y cuando nos duela tanto como para deshacernos,

cuando los hijos, los muertos, los viajeros, los racimos…

cuando nos descubra el alma un mal olvido,

aún seguiremos nuestros,

aún queridos…

 

carita dulce

 

lunita de sal,

manita dulce,

querida,

abrojo inquieto

en la neblina

llovida…

 

alitas de luz,

carita linda,

mi niña,

arruga inquieta

en la pereza

del día…

 

un mal de amor

no le regaña

el mielo a la llovizna…

un mal peor

se desentraña

quemándote la risa…

 

un mal de amor

no le discute

la piel a la tristeza…

un mal peor

se desengrasa

quemándose las venas…

 

lunita de sal,

cunita vieja,

querida,

abrojo inquieto

en la neblina,

mi vida…

 

manitas de luz,

carita linda,

mi niña,

arruga inquieta

en la pereza

del día…

 

un pagadiós

no le respeta

el mielo a la llovizna…

un mal de amor

se desentraña

quemándote la vida…

 

una ilusión

no le discute

la miel a la tristeza…

un mal peón

se desengrasa

quemándose las venas…

 

lunita de paz…

carita dulce,

mi niña…

 

niebla mojada

 

destino de papel,

palabras mansas

labradas a cincel

en viejas cartas,

caídas por querer

trepar al viento

como aves solitarias…

 

caricias del amor,

pasiones simples,

hermosas de dolor

entre jazmines

sentidos en la piel,

brocal, cencerro

como ángel de nostalgia…

 

arrulla otro dulzor

la noche quieta

que afuera es un pregón

de rebeldías…

te pienso con la voz

mojando nieblas

pegada a la poesía…

 

y escucho la canción

que rasga el tiempo

lloviendo un lagrimón

sobre las chapas…

te extraño con la miel

tocando besos

que caen en las palmas…

 

susurros de no sé…

palabras tristes

desnudas de razón

en versos grises,

escritos sin querer

callar al viento

como algo que se pide…

 

tonteras del amor,

arcilla fresca

temblando sin perdón

entre las venas

blanduras de la piel,

furor, misterio,

como agua con la tierra…

 

arrulla otro dulzor

la noche quieta

que afuera es un pregón

de rebeldías…

te pienso con la voz

mojando nieblas,

pegada a la poesía…

 

y escucho la canción

que rasga el tiempo

lloviendo un lagrimón

sobre las chapas…

te extraño con la miel

tocando besos

que caen en las palmas…

 

la piel de otoño

 

como un preludio de violines

golpeando las ventanas,

el viento se rasgó desde su aliento…

un pájaro, una flor,

un corazón

marcando el vidrio

que quedó

salpicado de secretos…

 

como un mareo de perfumes y tristezas

el pecho tambaleó

su propia cruz atada al mundo…

un cántaro, un jarrón,

un mal barniz

que en un descuido

desnudó

cada promesa, cada surco…

 

y en tus manos,

soledad,

la piel grabada a luna y sol,

se desmenuza lentamente

casi ingenua,

recordando la llovizna en su pollera

como un juego de raspones y algodón…

 

parecido a entrar sin dios

a las barracas de la sombra

parpadeando la mirada

a ver si asoma

una lágrima de luz

o una chispa de silencio

que desguace la torpeza de la historia…

 

como un augurio de veletas

buscando las bandadas,

el viento se colgó sobre su espejo…

un látigo, un cincel,

un mal de miel,

marcando el alma

que quedó

salpicada de boleros…

 

como un mareo de pasiones y flaquezas

el pecho tambaleó

su propia suerte atrás del tiempo…

un pálpito, un punzón,

un corazón

que en un latido

desnudó

cada bravura, cada miedo…

 

y en tus manos,

soledad,

la piel grabada a luna y sol,

se desmenuza lentamente

casi ingenua,

recordando la llovizna en su pollera

como un juego de raspones y algodón…

 

parecido a entrar sin voz

a las canciones de la lluvia

rescatando una palabra

a ver si escucha

una lágrima de luz

o una chispa de silencio

que desate la tormenta por su blusa…

 

después de la marcha

(Alina)

 

nos miramos dos, tres veces largas

y el olor de los malvones no se escapaba del viento,

ni supimos cómo y por dónde había un viento

enredándonos los pasos…

 

clavos de lágrimas buenas…

marzo de no sé qué más,

24 días de marzo y todo el pueblo…

la ternura perforaba los rincones

y aún volaba al lado nuestro,

como un duende…

…llenas de clavos sus manos,

cubiertas de piel sus sombras,

y su ropa hecha jirones en las ramas…

 

todo lo que supe ser fue este poema de extraños,

ensartándose en la luna enamorada

como unos dedos de niebla sin recuerdos

que deshacían sus hojas en la nada…

 

todo lo que supe ser quedó en el viento

regresando hasta tu cuello, compañera,

esperando otro discurso y otra plaza…

 

entre los bardos del olvido

 

derrite su proclama por la calle un folletín

vendido por las manos cualquiera…

a veces pasa el viento

como cuentas sin medir

los rosarios que trazaron otras guerras…

 

abisma un pentagrama

por la noche un arlequín

siguiendo la cintura

de una cuantas madrugadas…

y el sueño que flotó

sobre la almohada de un cualquiera

se quedó con el dolor y con las llamas...

 

encima de los cardos

duerme un niño que nació

como uno más,

perdido entre los bardos del olvido…

y el pobrerío negreándole a una estrella su sabor

escucha el frío que canta nanas viejas…

 

arrumba el chaperío un desengaño de pasión

sobre los toldos ajados de Pompeya…

se escucha… y arde el frío

como pulgas de colchón…

igual que el dios

que aún lejos, se hace niebla…

 

desloza por la calle su mirada un sueño gris

comprado con las culpas de cualquiera…

a veces pasa el viento

como viejas sin llorar

todo el horror que lloraron nuestras penas…

 

encima de los cardos

duerme un niño que nació

como uno más,

perdido entre los bardos del olvido…

y el pobrerío negreándole a una estrella su sabor

escucha el frío que canta nanas viejas…

 

escucho al perrerío que rodea la estación

como almas locas que muerden su tristeza…

se quiere… y arde el frío…

no me dejes, corazón,

igual que el dios

que de pobre, se hizo niebla…

 

 

 

 

a veces huele a suspiros

(viste ese olor del silencio?)...

la fonética de un trueno a contraviento,

la rebeldía del alma que aún es guerra…

 

cada rima del deseo…

ese párpado de lluvias

que sostiene la ternura

hasta que no…

hasta que pesa y se rompe de belleza…

o de amargura…

 

te quiero…

te quiero,

vuelo…

 

vuelo y me pierdo del techo,

busco ese grito de luna

que destroza las mordazas

y no ayuna…

que va mascando la tierra

como saboreando uvas…

 

(flaco invierno

el que le deja a los buitres

carnes magras…

a veces huele a milagros imposibles…

y ya no creo en milagros)…

 

cada rima del deseo,

cada lluvia…

 

te quiero…

te quiero,

vuelo…

 

vuelo y me abismo a la piel

como el silencio…

 

viste ese olor del silencio?...

a veces huele a suspiros

y a veces te parte el cuero…

 

los cuentos largos

 

sangrías en las hojas de los árboles del barrio…

al fin del cuento las vías cortan el tul de la noche,

al fin del puente…

 

y nada pasa,

nada queda…

 

un tren de vagos desafiando a la resaca y a la muerte,

un dios sin gente…

la provocación del alma enamorada

que no espera, que no puede, que no entrega

el tesoro de ser plebe…

 

duele luna en la solapa, moja y llueve y…

sí…

perdón…

no más me duele en la piel que en la simpleza

de repetirme en el fueye tanto ahogo…

la luna sobre tu frente…

 

y entonces todo es verdad,

hasta el olvido cortando las veredas

como hambre paria…

 

de nuevo

la madrugada en el puente

y la poesía en las manos…

 

duele luna en la solapa,

moja y llueve…

 

la rústica parodia del murmullo

 

del carro a la limosna

un mismo infierno

se escurre por tus manos,

corazón,

vestido de milonga y de coraje,

servido en una última estación…

 

del alma a la roseta

un viejo infarto

se arruga por tus labios,

corazón,

calado de silencio y de llovizna,

curtido en una lágrima de amor…

 

a tiro de no ser más que un fantasma,

el aire se me anuda

y trago otra oración de huellas mudas

que siguen tu mirada,

que bajan por tu espalda…

 

y a nada de perder toda la magia,

la trampa de me enreda,

la noche se hace zurda

y el viento llora a gritos

desgajando esta canción…

 

del barro a la vereda

el mismo encuentro

se escribe con tu pulso,

corazón,

temblado de nostalgia y de deseo,

poeta en una rústica emoción…

 

del vino a la resaca

un dulce beso

se arruga por tus labios,

corazón,

calado de silencio y de llovizna,

curtido en una lágrima de amor…

 

a tiro de no ser más que un fantasma,

el aire se me anuda

y trago otra oración de huellas mudas

que siguen tu mirada,

que bajan por tu espalda…

 

y a nada de perder toda la magia,

la trampa de me enreda,

la noche se hace zurda

y el viento llora a gritos

tu canción…

 

luna en camisón

 

por caminar ausente en la quietud desesperada

de un cielo marginal caído en un cartón,

me endulzan lentamente los raspones de esa piel

colgada de las flores como un sueño que creció

lejos de vos,

abierto al viento…

 

por levantar mil veces la razón inesperada

de un dulce lagrimal vencido en un portón,

me enlutan de repente los gorriones de alma gris

viajando por las noches como luna en camisón,

viejos de luz,

volando ciegos…

 

si atrás, la claridad de una mirada sigue a dios,

quizá no sé, no sé cómo es el reino de la sombra,

desnudo en una calle que no tiene adónde ir,

que abraza despiadada la locura de vivir…

 

rengueando por la cruz del Riachuelo,

bajo fondo, bajo cielo,

no me vengan con inventos del dolor…

si esto es amor,

las manos desgarradas de sentir…

quizá vivir se trate de ir queriendo…

 

por caminar ausente en la quietud enamorada

de un cielo de revés clavado en un faldón

me endulzan lentamente las caricias de esa piel

colgada de las flores como un sueño que creció

lejos de vos,

abierto al viento…

 

el mismo canto

 

un repentino lagrimón,

un cimbronazo desvalido,

un laberinto desparejo

que marea…

 

un libro abierto en el muñón,

un descalabro en la solapa,

un desmilagro con la razia

que foguea…

 

algunas perlas se hacen hiel

y otras pedradas se hacen luna

desbaratando la miseria de la espera…

 

si vale greda una oración,

que valga el alma, corazón…

algunos gritos son de amor

y otros de guerra…

 

un instintivo pagadiós,

un manotazo descuidado,

una pasión,

una tristeza…

 

algunos yuyos se hacen miel

y otras ortigas se hacen púa

desperdiciando la bravura de la siembra…

 

si vale greda una oración,

que valga el alma, corazón…

algunos gritos son de amor

y otros de guerra…

 

el bandoneón de Hidalgo

 

silba…

el bandoneón del flaco silba

y se hace piel…

llueve…

desde la boca rota llueve

hasta caer…

rondas

de almitas pedigüeñas de aire

en cada voz

dulce,

de aquellas voces dulces

que arman un fogón…

 

sangra…

por el mestizo vuelo sangra

y se hace flor…

vive

desde la luz que vive adentro

hasta ser dios…

tango

de anchuras que se quejan de aire

en cada voz

triste,

como esas sombras tristes

que hablan del dolor…

 

fado,

desluce el empedrado tu emoción,

asume el precio de ligar

en las canteras de un amor,

descubre el barro

que coagula tus heridas,

y arma un manto

que sostiene

la mañana en tus mejillas…

 

flaco,

ponele un bandoneón al remendón

transpira el viento la verdad

en el ahogo de un rumor…

me sabe a barro

como lágrima de arcilla

y arde un tango

que se quema

rezongando por la orilla…

 

silba…

el bandoneón del flaco silba

y se hace piel…

tiembla…

desde la boca rota tiembla

hasta llover…

 

los demonios del silencio

 

tierrita dulce,

la espalda que pide lluvia,

el pecho que espera abrirse…

no se cruce un aguacero

que estoy triste,

y estoy desnudo en el viento,

tragando olores y luna

como alcantarillas grises

que no saben,

que no duermen…

la espalda me pide guerra

y el pecho me pide cruces…

 

desvelo,

lluvita dulce…

tierrita que sangra llena,

despecho que entierra ensueños…

 

no se cruce un mal agüero

que estoy vivo…

todavía estoy despierto

hablándole así a la luna,

entre murmullos y poemas

que no saben,

que no olvidan…

tu vientre me pide vida

y el pecho me sangra el vuelo…

 

tierrita dulce,

lluvita…

nunca olvides

los demonios del silencio…

 

grasitas y banderas

 

será pasión…

será semilla,

será borra,

será…

dolor

en las costillas,

en los ojos

será…

 

será canción,

será cenizas,

será pueblo,

será…

color

en las mejillas,

en tus labios,

de pan…

 

será

otra mañana

diferente a seguir

y tan igual

a consentir

los sentimientos…

 

será,

será pasión,

será canción,

será llovizna de abril,

como llorar

al presentir

lo que habla adentro…

 

será calor…

será mordaza,

será bronca,

será…

dolor

en las costillas,

en los ojos

de amar…

 

será ración,

será melaza,

será pueblo,

será…

color

en las rendijas

de tus labios,

será…

 

será

dulce proclama

diferente a gritar

y tan igual

a murmurar

los sentimientos…

 

será,

será pasión,

será canción,

será llovizna de abril,

como llorar

al presentir

lo que habla adentro…

 

será ración,

será melaza,

será pueblo,

será…

color

en las rendijas

de tus labios,

de pan…

 

brillantina

 

alguna esquina beberá tu corazón

como el secreto más hermoso de la historia…

mientras tanto pasa el tiempo,

caen las hojas

sin dejar en el silencio un sólo amor…

 

en otra esquina, vos y yo, la Cruz del Sur,

todo el misterio presuntuoso de lo intacto…

y entre tanto pasa el viento,

caen los actos

sin calmar en el intento un simple ardor…

 

brillantina en el dosier de la belleza,

pobrerío de un cualquiera

perfumando un paredón

con recetas de volver

a la liturgia de un temblor

sin para qué…

tan sólo yendo…

 

bailarina en el cristal de mi tristeza,

poesía en un pañuelo

anudado al corazón

con palabras de la piel

en la tersura de un clamor

sin resolver,

apenas nuestro…

 

alguna esquina beberá tu corazón

como el secreto más hermoso de la historia…

mientras tanto pasa el tiempo,

caen las hojas

sin dejar en el silencio un sólo amor…

 

historias que se quedan solas

 

tinglados desnudos,

armazón de hilos cortados,

malditos,

levantando historias

que se duermen solas

al lado del río…

 

vuela un grito oscuro,

llama a la mirada, vuela…

vuela un grito sordo,

llama a la perrera, llama

con las venas,

con las mismas ramas

que sacuden vientos sin dormir…

 

me subo

hasta el fin del cuento,

hasta el beso amargo

de las realidades

que asustan las puertas

como viejos locos,

como gritos de aire…

 

poemas desnudos,

armazón de hilos cortados,

malditos,

arrastrando historias

que se quedan solas

al final del libro…

 

en un jardín

 

de nuevo el trazo añil

que desfigura la mañana

mientras baja de los trechos

esa luna de marfil…

tan lejos,

por los fondos

del humano pobrerío

se oye un tango

que se agrieta en el barniz…

 

te quiero, el paso es gris,

me trastabilla la distancia,

huele rancia por la calle

como cuna sin abril…

tan cerca,

por las manos

del humano corazón…

pero te quiero

se me ocurre ser feliz…

 

al pie de una pared

sin conventillo ni eslabón,

robé un malvón

que no le importa ni al destino…

entonces vos,

la rebeldía de nacer para existir,

y entonces yo,

de nuevo el trazo de vivir…

en un raspón,

en carne viva…

 

te quiero, el viento el piel,

se me desviste la nostalgia,

huele dulce por la noche

como yuyo de pared…

tan nuestro,

en las fundas

del terrible desvarío

se oye un tango

que se escribe en un papel…

 

al pie de una pared

sin conventillo ni eslabón,

robé un malvón

que no le importa ni al destino…

entonces vos,

la rebeldía de nacer para existir,

y entonces yo,

de nuevo el trazo de vivir…

en un raspón,

en un jardín…

 

nanas para dormir a los hijos

 

lindos pañuelos,

esos que blanquean la plaza

con las rondas de los jueves…

 

pesa el cuerpo

y cada historia

vuelve a escribirse en las manos,

vuelve a revelar sus jueces…

 

si yo te vi,

si te amé,

si todavía me sangra la mirada,

si todavía las flores buscan nanas

para dormir a los hijos…

cada brillo en la mañana,

cada ungüento

vuelve a perfumar el nido…

 

lindos pañuelos,

esos que blanquean la plaza

para llamar a los hijos…

 

pesa el alma

y cada sueño

vuelve a escribirse en las manos,

vuelve a revelar sus nidos…

 

si yo te vi,

si te amé,

si todavía me sangra la mirada,

si todavía las flores buscan nanas

para vestirse…

 

cada beso en la mañana,

cada intento

vuelve a ser libre…

 

lindos pañuelos,

esos que blanquean la plaza

sin dormirse…

 

un suspiro en las bocas de tormenta

 

las luces del final

muriendo atrás del paredón

a un salto de caer

en el olvido…

volando en un suspiro

que abandona la estación,

el último vagón

devuelve el tiro…

 

mirás

las luces y te vas

como el gorrión que le robó

la piel a la tristeza…

igual cae la lluvia

como un manto de aserrín

que cierra la garganta

de un poema…

 

mordés

los labios, te mordés

como el dolor que se quedó

sangrando en cada beso…

igual cae la luna

sobre un charco de agua gris

que duerme la belleza

en el silencio…

 

las marcas de vivir

curtiendo el mal del desamor

a un tris de comprender

por qué nos mata…

volando en un arpegio

que enrarece la emoción

el mismo lagrimón

se vuelve llama…

 

besás

las marcas y te vas

como el amor que le calmó

la llaga a la tristeza…

igual cae la lluvia

como un manto de aserrín

que atora la mirada

en la tormenta…

 

mordés

mis labios, me mordés

como el dolor que se quedó

sangrando en cada beso…

igual cae la luna

sobre un charco de agua gris

que duerme la belleza

en el silencio…

 

el asunto de los libros

 

como el desvelo de esas rejas

que rechinan

cuando el viento da la vuelta…

como el asunto desmedido

de los libros

que quemaron en las rejas…

 

como la piel de un día atroz

golpeando el alma en la ventana

con los nudillos sangrados de llamarte…

así, tal vez, un poco más loco de sueños,

canta el amor que anda perdido

por la calle…

 

como el sinfín de un viejo horror

negando el vientre en la chicana

con los aullidos lejanos de los nuestros…

así, quizá, un poco más loco de muertos

canta el amor que anda despierto

por la plaza…

 

como el desvelo de esas rejas

que rechinan

cuando el viento da la vuelta…

como el asunto desmedido

de los hijos

que robaron en las rejas…

 

para dormir a Juanita

 

para Juanita,

luna en la tarde marrón,

lunita,

llenando el catre…

 

por las cornisas

gotea lluvia marrón,

lluvita,

que endulza el aire…

 

será un cinta

de yuyos blandos en flor,

tirita

para tu pelo…

 

ya casi noche,

afuera hay ruidos, mi amor,

no llores,

es agua y viento…

 

para Juanita…

afuera hay ruidos, mi amor,

no llores,

te arrulla el pueblo…

 

perros

 

algunas hojas de más,

algunas flores de ayer

y las reliquias ingenuas

de los diarios…

el escenario cabrón de un escolazo

que no sutura la piel…

 

algunas sombras sin riel,

algunos versos de abril

y las promesas vendidas

a los santos…

el rebencazo sin dios del desencanto

que no termina de arder…

 

y en tu hermosura feroz,

la rabia misma

hinca la suerte en la sangre,

como yuyo

que se florece sin ver

entre los muros,

peleándole aire al ahogo…

 

y en mi imprudencia feliz,

la vida renga

curte la huella en el cuero

sin refugio,

y se florece de ser,

entre los surcos,

rozando un gajo de otoño…

 

algunas hojas de más,

algunas flores de ayer

y las reliquias ingenuas

de los años…

el ateísmo burlón del desengaño

que no soporta la fe…

 

algunas sombras sin riel,

algunos versos de abril

y las promesas benditas

de las manos…

amiga mía, perdón, estoy borracho

y ya no puedo caer…

 

de mala tregua

 

florcitas de hospital…

olores densos

que incrustan la mirada en las ventanas,

caricias viejas de amor que…

 

…sólo el tiempo, sólo el viento

y las almas sin bandada,

dan la vuelta…

 

algunas veces, no sé, despierto en celo,

pero es la misma mirada descarnada

que murmura en las veredas

viejos poemas,

caricias de amor que…

 

…sólo el tiempo, sólo el viento,

y la mismísima virgen de los crotos

dan la cara…

 

algunas veces, ya ves, desnudo guerras,

pero es la misma malicia descarada

que camina en el olvido,

ciega, loca,

queriendo hablarme de…

 

…qué?...

de adiós… de olvido, de llagas?...

 

mentiras… nada…

mentiras de mala tregua,

sólo excusas, como balas,

para matarnos de nuevo…

 

todas las noches de lluvia

 

con tus manos,

con tus manitas…

con esos hilos de luz,

tus dedos,

los pimpollos de tus dedos,

siempre suaves…

 

…con tus manos

nace toda la poesía…

 

a veces voy a morir

al mismo cielo florido

que recuerdo…

a veces juego a vivir

caminando por la leña…

 

un búho tuerto

le da vueltas a mi sombra…

 

linda esquina…

 

a veces sueño de nuevo

y me calcino

como un puñado de yuyo

entre las brasas…

y a veces tan sólo es leña

que arde y cruje

esperando hasta mañana…

 

noche dulce…

la tristeza

es una copa de agua

que destila

todas las noches de lluvia…

 

un farol rojo

 

varado el carro en la luz de un farol rojo,

algunas sombras desnudan viejas cuentas…

y entre demonios baratos y responsos

cruza un liviano destino de alma en quiebra…

 

arriba, amor,

arriba, que los ojos son de luna

en la ilusión

de despedir toda la lluvia

que hizo hojas por caer

en la ternura de los pasos que se juegan a volver

sobre las hojas y los pasos que recuerdan!...

 

arriba, amor,

arriba, que las penas son de lucha

en la pasión

de sostener toda la lluvia…

 

en un cajón sin señas escondimos la niñez,

algunas sombras ocultan viejas cuentas …

y entre demonios de feria y dioses bobos

cruzan perfumes de flores y quimeras…

 

arriba, amor,

arriba, que las manos son de barro

en la ilusión

de sostener toda la angustia

que hizo ojos por llover

en la ternura de los párpados que juegan a caer

sobre las hojas y los pasos que recuerdan!...

 

arriba, amor,

arriba, que las penas son de lucha

en la pasión

de florecer toda la angustia…

 

 

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