Montevideo

 
 

 

Montevideo

 

I

y si cuando los gorriones

se levantan de sus sombras

anuncian que ya llega un aguacero,

y el charco de las huellas

partidas entre estrellas

desnudan la inocencia de su juego…

 

y si cuando los silencios

que retumban en la almohada

aflojan una muda de secretos,

y el flanco de la ausencia

te pide más que notas

quizá por no medir todos los riesgos…

 

II

entonces, corazón, un par de ojos

se pueden transformar

en dos gorriones que se queman

de cara a la verdad que vende opio

en un malón de sangre y de quimeras…

 

y entonces, corazón, dos pasos rotos,

no pueden trashumar

esa ternura que los quiebra

de dulces nada más, lo quieren todo

en una flor del alma y en la espera…

 

III

y si cuando los gorriones

aletean en las tumbas,

avisan que no queda un sueño muerto,

y el barro de los huesos

picado de viruela

entiende la belleza de su fuego…

 

y si cuando las palabras

se delatan en la urgencia,

escriben un poema sin consuelo,

y el trazo de la herencia

nos pide más que un verso,

quizá por no saber todas las penas…

 

IV

entonces, corazón, un par de ojos

se pueden transformar

en dos gorriones que se queman

de cara a la verdad que vende opio

en un malón de sangre y de quimeras…

 

y entonces, corazón, dos pasos rotos,

no pueden trashumar

esa ternura que los quiebra…

de dulces nada más, lo quieren todo

en una flor del alma

y en la espera…

 

el canto de las sirenas

 

del paño a la mirada larga…

el paño húmedo del viento,

el alma,

la cicatriz de un recuerdo entre las manos

…y eso que duele en las manos…

 

sudestada, piel, nostalgia,

o poesía de feria…

 

ya no sé si es luna o techo,

el látigo de un olor,

secreto o nicho de historias…

 

todo es cuento,

todo es labia,

dulce novia del misterio

que le puso luna al puerto

y techo a las casas bajas…

 

ya no entiendo si es de parca o brisa…

brisa,

ese amor de primavera que levanta

todas las hojas caídas…

 

duele adentro y…

…para qué,

si igual se lleva…

 

del paño a la meretriz de la distancia

sólo vuela tu vestido,

compañera, tu vestido,

como bandera de guerra entre dos mundos...

uno que mata, otro que muere,

y apenas queda un silencio entre la seda

para escuchar tu balada de poeta,

para entender el aullido…

 

perro viejo, dulce ombligo…

en vos me muerdo las pulgas

y me lamo las heridas…

 

niña bruja…

ya no sé si es agua o luna

ese charco por mi pecho…

 

algunos cuentos de amor

 

nunca las cosas serán tan sólo ciertas,

algunas vidas se mueren de amargura,

y en el sencillo ritual de la tristeza,

se ablandan sueños,

se duermen lluvias…

 

nunca un fantasma será canción absurda,

algunos cuentos de amor se viven lejos,

y en el rastrillo del alma contra el cuero

se arrastran flores,

se matan dudas…

 

y es imposible negar las manos negras,

aunque te quieras lavar tanta locura,

las manos negras de amar,

las manos sucias,

mejor que darles mentiras a los cielos…

 

y es innegable llorar, es un pañuelo,

que te sostiene los ojos en la bruma,

los ojos rotos de amar,

la piel sin luna,

mejor que darle basuras al deseo…

 

nunca las cosas serán tan sólo muestras,

algunas trampas se esconden en el pecho,

y en el mundito mezquino de la idea

se ablandan gubias,

se mellan sueños…

 

nunca un fantasma será canción oscura,

algunos cuervos de atrás pican los huesos,

y en el fondillo del beso raspa el tiempo

que arrastra flores,

que huele lluvias…

 

y es imposible negar las manos viejas,

aunque te quieras lavar tanta ternura,

las manos viejas de amar,

las manos sucias,

mejor que darles espejos a los ciegos…

 

y es innegable llorar, es un pañuelo,

que te sostiene los ojos en la bruma,

los ojos rotos de amar,

la piel sin luna,

mejor que hablar de la nada con el cuerpo…

 

nunca un fantasma será canción absurda,

se arrastran flores,

y huele a lluvia…

 

treinta mil calles pintadas

 

una lágrima es un charco

y treinta mil son un río,

y aún un charco

en cada calle…

 

a veces quiero creer,

pero me duelen los sueños

y las palabras se escapan de las cartas,

y la pasión es el fuego que nos quema…

 

una lágrima es un hijo,

y treinta mil son un pueblo,

y aún un hijo

y aún tu vientre…

 

te quiero

y a veces puedo creer,

pero me duelen las manos

y la ternura es un vuelto de la vida,

que pretende estar atenta,

pero no…

la profecía se ríe de los pobres

y la pasión es un juego de borrachos…

 

tanta sangre para un sueño,

tantos días sin mañana,

tantos besos en un hijo

y tantos muertos en un beso,

tantos hijos…

 

te quiero…

una lágrima es un charco

y treinta mil son lo mismo,

y aún un charco

en cada lluvia…

 

 

flores

 

refina la nostalgia otro silbido…

chifla en el cuello la noche,

canta un grillo y…

 

…las paredes tienen forma de paredes

y la luna tiene lágrimas de luna,

y tantas cosas, no sé, se vuelven cosas

que apenas mira la gente…

 

y en un descuido,

de esos tantos ordinarios,

un descuido de soldado que se duerme,

un desborde de ginebra,

cae un cuervo y huele a roña,

a podredumbre comiéndose en la mesa,

a mediodía de estúpidos con flores

vestidos para matar otro milagro…

 

ya sé… ya sé…

no hay guerra

donde sólo mata un lado

y no hay pelea

ni flores frescas…

 

recuerdo

que alguna vez te contaba un par de balas

y me cosías los sueños con saliva,

un beso al menos, lo sé,

ni tantas llagas absurdas…

 

pasó el tiempo de los frutos,

y la voz de María Eva,

y la suma de dos manos,

y la muestra del deseo,

y el hallazgo de los brutos

en la siembra…

pasó Néstor

y se fueron las derrotas,

y volvieron las derrotas

y nos fuimos como ajenos…

 

tanta historia

arropándose en las piernas de cualquiera,

tanta sangre estremecida en un silencio

que nos devora la carne hasta el olvido,

y tantos años…

 

no entiendo,

no entiendo por qué morimos,

si no hay reglas,

si nos robaron la muerte

un par de idiotas

que todavía nos mienten…

 

amor mío, no te entregues,

no me entregues…

 

ni un descuido,

de esos tantos ordinarios,

pueden robarnos el germen…

 

ya lo sé… ya sé…

no hay guerra

donde sólo mata un lado

y no hay pelea

ni flores frescas que aguanten la tacada…

 

algunas veces recuerdo

que alguna vez te contaba un par de sueños

y me cosías las llagas…

 

cuando me enamoré

 

cuando me enamoré

había un jilguero

marcando las tonadas

de la dulzura…

dejando un mundo de alas

por tu vestido

que luego deshojaba

sobre tu pecho…

 

cuando me enamoré

tenía un absurdo

buscando la palabra

de tu sonrisa…

dejando arcilla y agua

abriendo un río,

que luego abría flores

en tu pañuelo…

 

cuando me enamoré

había un jilguero

y una luna de agua

mojando el nido…

 

cuando me enamoré

había un jilguero

marcando las tonadas

de la dulzura…

soltando un beso de hambre

en cada olvido

que luego recordaba

sobre tus besos…

 

cuando me enamoré

tenía un poema

hurgando las cenizas

de nuestros viejos…

mordiendo pueblo y rabia

en cada aullido

que luego untaba savia

entre los huesos…

 

cuando me enamoré

había un jilguero

y una luna de miel

cuidando el nido…

 

 

 

dulces canciones de gloria

 

alucinamos palomas

que son viento,

arcilla rota cayendo por los techos,

miel de junio, miel de agosto,

miel de siempre,

paz de nunca…

nunca antes…

 

nadie y todos, todo y nada…

nunca más seremos esos que corrían

como palomas imberbes…

 

hubo un claro, un 17,

a días de primavera,

a un par de dientes sin dientes,

a un suspiro de la muerte…

 

y eran tus manos,

y era sabernos decentes

como negros que hacen murga,

como libros que se leen para adentro,

como sueños…

 

beso urgente…

eso era la verdad entre tus manos,

un designio del amor,

un silencio a medianoche,

y esos pasos

marcando lluvia en la calle…

 

alucinamos palomas

y es el viento,

arcilla rota cayendo por los techos

dulcemente…

 

sólo un pensamiento

 

tal vez la vida no fue esa frase

que nos mojaba la mirada en el silencio…

algunas cosas se entienden tarde,

como la risa que regresa de un recuerdo…

 

ya ves, querida, no siempre puedo,

ni siempre quiero desudar cada pregunta…

también me caigo, también me muero,

como la lluvia que se rompe en la penumbra…

 

venganza humilde la de callarse,

la de esconder la soledad en manos viejas,

apenas tiembla la misma frase

como el sonido de tus pasos en la puerta…

 

ya ves, amiga, tampoco quiero,

ni menos puedo remendarme la ternura…

también me río, también me miento,

como la brasa que se quema en la penumbra…

 

carita de nena (canciones de agosto)

 

vientos que pasan

desnudan las casas,

abrazan faroles callados…

y sólo la idea

de un viejo suspiro

me cierra los tajos mojados…

 

cielos de plomo,

manchados de niebla

deslucen el sur en tus ojos…

carita de nena

detrás de un espejo,

mirando la ausencia de todo…

 

y entrando en silencio,

un tren que no avisa,

despierta fantasmas y locos…

 

la luna en las vías,

la flor de tu cuerpo,

cantando canciones de agosto…

 

ratos de sueño

mendigan mis ganas,

esperan que cantes de nuevo…

y sólo la noche

me roza al oído

tu dulce susurro de viento…

 

vientos que besan,

desnudan mi boca,

descansan feroces aullidos…

manojo de lluvia

que cae despacio,

besando la boca y el nido…

 

y hablando del tiempo,

un verso sin rumbo,

despierta fantasmas y locos…

 

la luna en la rima,

la flor de tu cuerpo,

vibrando canciones de agosto…

 

el hollín en las paredes de la quema

 

por las barandas del último suspiro de la noche,

como agarrado del viento,

destilando confesiones incompletas

que se ahogan en un charco…

dulcemente, mansamente,

inútilmente despierto,

para que los ojos vean caer la luna

atrás del puente

como si fuera una piedra…

y sin colirios…

como si fuera un gorrión envuelto en fuego…:

la luna,

la piel del pueblo,

sin camisón,

como Manzi la desnuda,

como si fuera verdad morir en celo…

 

me apura un resto de sangre por las venas,

el cuore tira… y… caballo, perro rabioso,

el cuore tira,

dulcemente, inútilmente,

torpemente enamorado, aunque…

no sé, no sé si muerde

o mansamente mastica su veneno

como pensando pa’ adentro…: “tantos años,

tanta gente”…

mientras la luna regresa al Riachuelo

para no volverse loca al verse el rimel corrido

como hollín en las paredes de la quema

pintando nombres,

buscando caras…

 

y un cardo

pa’ saludar a los pobres

que tuvimos tantas flores en las manos

dulcemente,

mansamente consentidas por un sueño,

que se colgó del amor

y se arrastró por el barro

eternamente…

 

un alma en vuelo

 

colaba por las rendijas

de tu ventana

olor a lluvia…

caía, que se creía,

dulce manzana

llevando angustias…

soñaba con tu pañuelo

y se vestía de piel de enero,

mirando la luna vaga

que se escondía

bajo tu pelo…

 

rozaba por las rendijas

de tu mirada

olor a tierra…

latía, que se dolía,

la resolana

buscando poemas…

soñaba con tu deseo

y se bañaba en un aguacero…

mirando la luna vaga

que se escondía

bajo tu pelo…

 

moría por los pasillos,

por las rendijas

de tus pasillos…

sabía, pues se sentía,

otra mañana

robando altillos…

gritaba con tu silencio

y se decía la piel del viento,

mirando la luna vaga

que se escondía

bajo tu pelo…

 

colgaba de las cornisas

un verso en guerra…

 

…un alma en vuelo…

 

soñaba con tu pañuelo

y se vestía de piel de enero,

mirando la luna vaga

que se escondía

bajo tu pelo…

 

esos locos descalzos

 

flaquitos descalzos por la villa,

una geografía de pinceles y carbón…

toda la belleza de la tarde

cae al pie, desnuda, de esa ronda de fogón…

 

quimeras de luces que titilan

lagrimeando en línea por las calles el adiós...

como la ternura que descuida

sin mirar la vida que se queda atrás del sol…

 

una y dos palabras que no mueren

venden su secreto en un altar o una estación,

puede ser que apenas te recuerden

cuando la sonrisa se desgrane sin perdón…

 

una o mil palomas se revuelcan

entre los misterios de un delirio y un amor…

puede ser que al fin ya no me entregue

como la caricia que se entrega sin dolor…

 

campanas de abismos sin iglesia,

una virgencita de borrachos sin ayer…

toda la belleza de la vida

duerme al pie, ingenua, sin olvido y sin saber…

 

mañana la luna será yuyos

soportando el paso por las calles del adiós…

como la ternura que suaviza

sin medir la fragua que se quema en el ardor…

 

una y dos palabras que no mueren

venden su secreto en un altar o una estación,

puede ser que apenas te recuerden

cuando la sonrisa se desgrane sin perdón…

 

una o mil palomas se revuelcan

entre los misterios de un delirio y un amor…

puede ser que al fin ya no me entregue

como la caricia que se entrega sin dolor…

 

flaquitos descalzos por la villa,

flores, como astillas

de un delirio y un amor…

 

(niño,

deja ya de joder con la falopa…

grillo,

que eso no se come, que eso no se mata,

que eso no se llora)…

 

esas calles de Pompeya

 

esos gorriones…

así nomás,

esas calles de Pompeya

y esos ojos de no sé…

no sé si entiendo…

 

ese espejismo liviano del rocío,

la serenidad de un beso en el rocío

y la locura del alma

en ese beso, en esa calle,

y esa piel…

 

así nomás,

la piel del viento

soplando esquinas de amor

en los oídos,

negreando el llanto con sueños

como si de cada lágrima, una estrella,

una sola fuera nuestra…

 

lechuzas de fuego

 

me va durmiendo tu voz,

así lejana y segura,

como el viento…

tu voz que me cuenta un cuento

de racimos y fulanas,

de medianeras y juanes,

de bichos y luces vagas

que andan rondando faroles

de madrugada…

 

mi sueño se va durmiendo en tu voz

como un soldado

que se duerme en las trincheras…

 

dulce patria la del alma…

la tristeza

de perpetuar un amor

es una hiedra

que no conoce la muerte

ni los cielos,

un relicario con piedras de las llagas,

una aventura del ego que se duerme,

se va durmiendo en tu voz,

como un cachorro en las manos de un amigo,

o una lechuza en el fuego…

 

ni un desvelo, ni un desgarro,

sólo tiempo…

lo inmenso de paladear la miel de un cuento,

lo bello de recorrer tus voz, durmiendo,

mientras florecen mis manos,

mientras tus manos florecen…

 

sólo tiempo,

ni un desgarro, ni un desvelo…

y tu vos,

tu voz que me va durmiendo…

 

lechuza blanca

 

y si hoy no tengo un verso,

y si no tengo males peores
n voz que me va duirmiendolo,

e un amigo,

eras...,

igual me abrazo al olor del tiempo

que lleva flores…

 

y si hoy no tengo un sueño,

y si recuerdo todas tus flores,

igual confieso en cada silencio,

mi bien de amores…

 

lechuza blanca,

lucero,

un colibrí picoteando el cerco,

y tu mirada brotando ramas

de un árbol bueno…

 

caricia quieta,

susurro,

tu piel de agosto hundiendo el surco

y tu sonrisa quemando llagas

del mismo fruto…

 

y si hoy no tengo un verso,

y si no tengo males peores
n voz que me va duirmiendolo,

e un amigo,

eras...,

igual confieso en cada silencio,

mi bien de amores…

 

lechuza blanca,

lucero,

un colibrí picoteando el cerco,

y tu mirada brotando ramas

de un árbol bueno…

 

desde todas las calles

 

una capucha de estrellas

minando el cielo…

la trementina del alma

curtiendo el río…

y unos pedazos de cartas

perdiendo el tiempo

en un destino azaroso

sin paz, ni olvido…

 

no vayas a descuidarte

pidiendo lluvia,

que viene mal perfilada

toda la noche…

y donde cantan sirenas

se acuesta un niño

que vive dándole tierra

a más de un hombre…

 

no vayas a renegarle

tu amor al viento,

pues desde todas las calles

vuelve tu nombre…

 

una capilla de barrio

trepando lluvias…

atravesando las nubes

del fin del mundo…

y unos gorriones atados

a tu cintura

se dan mezquinos, poetas,

a dios y al zurdo…

 

no vayas a descuidarte

bebiendo lluvia,

que viene de recalada

toda la noche…

y donde bailan estrellas

se incendia el cielo

que vive dándole letra

a más de un pobre…

 

no vayas a reprocharle

tu amor al viento,

pues desde todas las calles

vuelve tu nombre…

 

 

 

capullos marrones

 

si cuando se oían murmullos lejanos

las brujas del río soltaban sus alas…

temblaban los sueños de un par de gorriones,

capullos marrones abriendo su llama…

 

si cuando decías, callada, te quiero,

las luces del alma abrían tu puerta,

y un solo suspiro mojando la calle

me daba razones para una quimera…

 

la luna en la frente,

el dios de un mendigo

jugando su juego

pa’ no hablar de suerte…

y el beso guardado

con miel del ombligo

también se fue tango

punzando las sienes…

 

si cuando caían perfumes silvestres

las manos ardían aromas del barrio…

calladas de frío y apenas seguras

de todos los sueños que dieron temblando…

 

la luna en los ojos,

la piel de un ciruja

jugando su juego

pa’ no hablar de muerte…

y el beso guardado

con miel de tu boca

también se fue largo

soltando mis bueyes…

 

si cuando se oían murmullos lejanos

las brujas del río soltaban sus alas…

temblaban los sueños de un par de promesas,

capullos marrones

abriendo sus llagas…

 

el poema de la luna (la Sofía)

 

cambié

el infierno por la brida,

la excusa por el alma de las flores…

el sabio de almacén por los temblores del jazmín,

el frío de volver por el amor de no partir…

 

lloré

el deseo con la rabia,

las manos con el peso de tu llanto,

el precio de entender hasta las venas el dolor,

el juicio de creer hasta las ramas tu color…

 

viví

el misterio con la carne,

un mismo pan de hambre

en la ternura de vivir…

 

recé

el poema de la luna,

tus medias por la cama sin alondras…

el grito de alma buey por los rincones de querer,

el sueño de sentir con el ardor de no saber…

 

cambié

el ahogo por la lluvia,

el vino por la miel de los silencios,

el trazo de alquitrán por los temblores del jazmín,

el cuento de perder por el amor de no partir…

 

viví

el misterio de tus ojos,

un mismo pan de lumbre

en la locura de vivir…

 

tango inquieto

 

rascando toldos en el sur,

un duende obrero,

seca sus ojos en las lonas

bajo el cielo…

pidiendo más de cada flor

que abre las manos,

sabiendo más de cada amor

que lleva adentro…

 

por la cintura de la luz,

un pueblo viejo,

seca sus mantas en las lomas

bajo el cielo…

sabiendo más de cada sol

que arde a pedazos,

pidiendo más de cada voz

que canta adentro…

 

si en una luna sin pared

la geografía es bajo suelo

de las trampas

y la piel…

 

por eso llama la verdad

como un señuelo

de caricias endiabladas

que recortan el silencio…

 

oliendo puertas por el sur

un duende perro,

raspa los morros en los yuyos,

bajo el cielo…

pidiendo más de cada flor

que abre su vientre,

sabiendo más de cada amor

que lleva adentro…

 

si en una luna sin pared

la rebeldía es tango inquieto

de las ganas

y la sed…

 

por eso llama la verdad

como un señuelo

de caricias endiabladas

que recortan el silencio

con la piel…

 

serena y rosa

 

si fueras a despertar

lejana y loca,

el mismo ramo de luz

sería mi grito…

aunque de afuera se vea

nada y…

(qué pobres

parecen las madrugadas

sin esos de grillos)…

 

si fueras a despertar

callada y triste,

mi mismo palmo de fe

sería un cofre,

para que abrieras la noche

sola y…

(qué dulces

parecen las madrugadas

con tus temblores)…

 

si fueras a despertar

liviana y lejos,

el mismo sueño de andar

sería tu nombre…

aunque de afuera y de nada

duela y…

(qué largas,

se vienen las madrugadas

sin tus acordes)…

 

si fueras a despertar

serena y rosa,

mi mismo ramo de amor

sería un fuego,

para que abrieras las alas

sola y...

(qué dulces

se vienen las madrugadas

desde tu aliento)…

 

del lado de las manos

 

del lado de la iglesia

entraba olor a olivos

mojándose como hordas de poemas,

jugando como niños en el barro,

roñosos desde el alma a las orejas…

 

del fondo de la casa

venían amoríos

perdidos entre polvos y costumbres…

pegados al brasero como bichos,

mimosos desde el cuero hasta las luces…

 

ni un culo de ginebra

me borra la memoria

del cuento de un amor sin pergaminos,

vestido hasta caer en tu vestido,

desnudo hasta no ser más que una hoja…

 

ni un falso de guitarra

me aclara tu alarido

gritando como loba en el silencio,

soltando la razón en un arpegio

desnudo hasta la piel que se hizo grito…

 

desando la tristeza,

despiojo un dios de alivio,

peleándome como otro mal profeta,

saltando como rana por el charco,

roñoso desde el sueño a la certeza…

 

del fondo de las manos

me siguen amoríos

dormidos entre lágrimas y sedas,

prendidos a tu pecho como aullidos,

mimosos desde el labio hasta la tierra…

 

ni el beso de la muerte

me borra la sonrisa

del cuento de un amor sin egoísmos,

sangrado hasta sangrar en tu vestido,

desnudo hasta no ser más que una brisa…

 

ni un falso de guitarra

me aclara tu alarido

gritando como loba en el silencio,

soltando la razón en un arpegio

desnudo hasta la piel que se hizo grito…

 

 

 

crisálida

 

crisálida desnuda

de los ojos como miel

besando la caída de la lluvia…

abajo cuesta un sueño,

el dulce parloteo de tus labios

que susurran más ternura…

 

anárquica y obtusa

la distancia del amor,

abisma otro cordón a paso lento…

de nada sirve un sueño,

por dulce, por obrero de los años

si no canta entre los truenos…

 

dejame tu canción sobre la almohada,

decime que no es dios ese infernal olor a nada…

hablame en un suspiro ese misterio

que llena la emoción con la mirada…

 

decime tu niñez junto al espejo,

dejame tu poción en un manojo de veneno…

que nadie está perdido con su suerte,

que nada va a seguir sin un deseo…

 

hermosa como siempre,

con los ojos en la miel

besando la caída de la lluvia…

acaso valga un mundo,

el dulce parloteo de tus labios

que susurran más ternura…

 

flores de atril

 

contemplo tu silencio

con un ramo de azahares

y entibio la tonada

con un verso sin dormir…

a veces tengo tiempo

de andar soltando al aire

las flores que dejabas

prendidas del atril…

 

conservo tu sonido

en un rapto de inocencia

y endulzo la mirada

con un gesto del amor…

a veces ya no vuelvo

de andar por esas calles,

las huellas que seguía

me roban la razón…

 

y al lado del silencio,

igual que otros murmullos,

se arriman, desbocadas

las palabras que perdí,

jurando flores nuevas

brotando en cada rima,

la muerte, la poesía,

el insulto de otro gil…

 

por eso los latidos,

igual que perro enfermo,

se inclinan, olfateando

la ternura que se fue,

oliendo flores frescas,

ladrando en cada esquina,

la vida, tu sonido,

un intento y otra vez…

 

de nuevo la llovizna

con un ramo de azahares

que entibia la tristeza

con un verso sin dormir…

a veces pierdo tiempo

y estoy soltando al aire

las flores que dejabas

prendidas del atril…

 

 

hilitos de oro

 

cascabel de luna,

cascabel

que retumba abajo

y sin piedad,

por la medianera

de la piel,

sacudiendo el tiempo

hasta volar…

 

como tu sonrisa,

cascabel,

cascabel de luna,

miel de pan,

por la reverencia

de la sed,

desnudando el fuego

hasta quebrar…

 

girasol de lluvia,

cascabel,

sacudiendo al viento

sin piedad

como la crudeza

de querer

descartando el tiempo

hasta llorar…

 

como tu cintura,

girasol,

cascabel de luna,

guerra y paz,

por la medianera

del amor,

sacudiendo el tiempo

hasta volar…

 

cascabel del alma,

cascabel

que retumba adentro

y sin piedad…

 

canciones de cuna del Río de la Plata

 

cerré los ojos…

el viento entraba mojado de uruguayos

y las persianas perdían las veredas

en el olor de la noche,

que era larga,

imperdonablemente larga,

como un beso…

 

(y al pie del puerto,

la luna)…

 

imaginaste un amor,

y era la luna,

enrarecida de furia en sudestada,

pintarrajeada de vino…

igual tu boca,

empapada de esas cosas que se sienten…:

la lentitud del aliento en la distancia,

enredado de jazmines y uva dulce,

y gusto a sangre también,

y empeños mansos

que suturan comisuras con saliva,

como si fueran fronteras

o entretejidos de flores…

 

sólo un beso…

 

(y al pie del puerto,

la luna)…

 

imaginé una canción

y era la luna,

enredándose el vestido entre las ramas,

desenredándose el pelo…

igual tu ropa,

tu pelo,

y ese olor a uva dulce que entra al puerto

cuando se abren las persianas

y el silencio

trae canciones de cuna…

 

de uno a treinta mil

(“no es maní, ni es chocolate… es maní con chocolate”

de: Infancia Clandestina)

 

también las iniciales eran cartas,

también cada mirada era un misterio,

igual que la semilla entre las piedras,

igual que el acertijo de tu cuerpo…

 

después las cartas fueron credenciales,

después cada misterio era ternura,

igual que la sentencia en la frescura,

igual que un día quieto en el desastre…

 

y el ramo de jazmín

como el perfume de una novia,

sostiene la hermosura

de una lágrima en la piel,

soltando la ilusión en un susurro,

celando la patriada de un cuatrero…

 

y el beso de dormir

como el silencio de un poema,

sostiene la inocencia

de una lágrima en la miel,

matando el desamor en un instante,

cantando la alegría de un jilguero…

 

también las iniciales fueron nuestras,

de uno a treinta mil,

la flor y el pueblo…

 

ese rezo de lluvia

 

para entrar a tus ojos

hasta un gajo de luna se hace agua…

salpicando violines

que susurran poesías en el viento…

 

para entrar a tus ojos

hasta el fuego desnuda sus entrañas…

contemplando jazmines

que suturan poesías en el cuerpo…

 

y enredado en las cuerdas

de violines, de brujos,

de silencios,

un atisbo de sueños te dibuja

con la uña del tiempo…

como luz de esa luna, mordiendo

las banquinas de un rezo

apretado en las manos,

queriendo,

ser un rezo de lluvia…

 

y entrampado en las cuerdas

de guitarras y orujos,

de querencias,

un resabio de sueños te dibuja

con la uña del tiempo…

como piel de esa luna, queriendo

las palabras de un rezo

apretado en las manos,

mordiendo,

ese un rezo de lluvia…

 

antes y después de la milonga

 

a veces pierdo el paso

y me arrepiento…

no por caer,

no por perder,

sino por perder el paso…

 

en dos palabras te sigo y…

sabe dios que no hay poesía

más terrible que el papel

donde se escribe…

 

si pudiera ser verdad,

sería tuyo…

por eso te doy la vida,

porque me sobran razones en las manos

y me falta poesía en todo el cuerpo…

 

en dos miradas te veo y…

sabe dios que no hay destino

más terrible que la piel

donde se vive…

 

y es que a veces pierdo el aire

y… te respiro…

no por caer,

no por perder,

sino porque te respiro…

 

viejas melodías

 

debajo de la cama

un aforismo de malvón

soñaba con volver a ser tu cuerpo…

 

inmensas madrugadas

se llevan una flor hasta tus besos

que se queman en el alba…

 

rompiendo la mañana

un espejismo de canción

desluce nuevamente la tormenta…

 

y viejas melodías

enroscan su pasión entre mis dedos

que se duermen sin poesía…

 

hablame de ese olor que cruza el barrio

en medio de la noche,

cuando el puente tiembla solo

y te pregunta

por esas madrugadas de tus besos y la flor,

perdidas en la niebla,

debajo de la luna,

latiendo por los huesos,

sin adiós…

 

crujiendo cada trama,

el hermetismo del dolor,

quería no volver a ser carnada…

 

terribles madrugadas

me raspan una flor contra los rezos

que se quedan sin palabras…

 

debiendo más de nada,

el desenfreno de sentir

redobla nuevamente la tormenta…

 

y dulces melodías

devuelven la pasión desde tus labios

que se envuelven de poesía…

 

hablame de ese olor que cruza el barrio

en medio de la noche,

cuando el puente tiembla solo

y te pregunta

por esas madrugadas de tus besos y la flor,

perdidas en la niebla,

debajo de la luna,

latiendo por los huesos,

sin adiós…

 

el cuento de tu vestido

 

benditos fríos,

los que traen la imprudencia del desvelo

como paños de caricias temblorosas

que atravesaron la noche y el rocío

para caer a tus manos…

 

una seda azul

y el cuento de tu vestido,

suavizándole lo rústico al despecho…

esos susurros de frío y uñas largas

que te desgarran el cuero…

 

benditos, benditos sueños desnudos

como flores con latido

que atravesaron el alma y el olvido

para caer a tus manos…

 

una riña gris

y el vuelo de la mirada

desclavándole lo seco a la palabra…

esos murmullos de viento y brujas magas

que te enamoran de nuevo…

 

benditos fríos,

los que traen la imprudencia del desvelo

como paños de caricias temblorosas

que atravesaron la noche y el rocío

para volver a tocarnos…

 

 

la sangre, el viento y un poema de amor

 

el descampado mezquino de la plaza

donde soltaba la luz un ángel rengo,

desparramando la luna entre las chapas

donde se oía llorar, callado, al viento…

 

el entramado sin piel de las baldosas

donde saltabas al cielo en la rayuela,

memorizando la altura de las rosas

por si pudieras volar, cantando, apenas…

 

ese camino de estrellas y adoquines

juntaba en medio del tiempo tu mirada

con la sonrisa chiquita de una nena

que se enjugaba los ojos en tus palmas…

 

ese acertijo de espejos y agua calma

templaba en medio del pecho tus remansos

con la locura divina de un poema

que se ajustaba los versos en tus manos…

 

ese liviano susurro de la brisa

que se guardaba tu voz en un deseo,

iba clavando tu luna en mis costillas

cuando te oía llorar, callando al viento…

 

una caricia se va buscando rosas

donde le dabas ternura a mis palabras

desmenuzando la angustia de mi boca,

por si pudieras volar, besando mi alma…

 

este destino de aromas y entretelas

juntando en medio del tiempo tu mirada

con la sonrisa chiquita de una nena

que me enseñaba tus ojos en el alba…

 

este acertijo de espejos y agua dulce

templando en medio del pecho tu belleza

con la locura divina de tus manos

que me enternecen la sangre y el poema…

 

después del paredón

 

y saltaban grillos en la almohada,

pero… el viento,

el viento llevaba coplas infernales

que secaban los oídos,

que cerraban las ventanas

para no ver, no sé qué,

para no ver que bailaba la tristeza

en un fuego de chacales…

 

la soledad de un ladrido a medianoche

abre todas las perreras…

tan sólo tuve una piel entre las manos…

 

por qué morir sin luchar?...

para qué morir de viejo?...

 

la soledad de un ladrido a medianoche

cierra todas las historias…

 

pero me saltan los grillos en la almohada

y… mi desvelo

tiene el olor de tu raza…

 

vuelvo a verte,

trasnochado de sentidos

que te llaman

para verte…

 

luna que cortó a facón

la piel del viento…

 

y el viento llevaba coplas indecentes

donde moría el amor

y aullaba el fierro del puente

tanto frío…

 

de croto nomás me saltan estos grillos

en el pelo,

pero te piensan a vos,

y son compadres de mi alma,

amanecidos descalzos en la calle

como canciones sin vuelto…

 

 capullo de seda

 

dos gotas,

dos, son la lluvia…

lo otro es capricho

o tormenta…

 

igual que la libertad,

dos pasos,

lo otro es silencio…

 

y en el mismísimo encuentro con la vida

dos gotas me son tus ojos,

dos pasos me son el tiempo…

 

si en la finísima seda de la noche

una lágrima es recuerdo

y la otra guerra…

dos lágrimas son un sueño,

dos lágrimas son espera…

 

para dormir en la flor,

para caerse en las manos

de un suspiro,

para dormir en la flor

como el capullo

que espera abrirse

aunque duela…

 

cuando sueñes,

dios quiera

(y no creo en dios)

que sea tierra…

 

tierra en la piel,

en los ojos,

es las sienes…

como flores

o capullos que no esperan…

 

dos gotas,

dos, son la lluvia…

lo otro es capricho

o tormenta…

 

igual que la libertad,

dos pasos firmes,

que a ratos se tambalean…

 

lo otro es silencio…

y en el mismísimo encuentro con la vida

dos gotas me son tus ojos,

dos pasos me son el tiempo…

 

cuando sueñes,

cuando quieras

(y no creo en el destino)

que sea tierra

esa mirada de sol,

ese capullo de seda…

 

sin pensar

 

traigo

esos colores de tus manos

sin pensar

por qué milagro

traigo el color de la ternura…

 

suelo

dormir mojado en una trampa

que se abre

como plumas

que sacuden la mañana…

 

quiero

esos dolores de tus manos

y llorar,

porque son todo,

todo el calor de la ternura…

 

vuelo,

colgado, atado, en una rama

que sacude,

como viento

que se abre de mañana…

 

sueño

esos caprichos de tus ojos

al mirar,

porque te sueño

luego de andar en la ceguera…

 

caigo

atrás del alma en un desvelo

que me parte

como fuego

azuzado de nostalgia…

 

quiero

esos gorriones de tus manos

y sentir,

porque te quiero,

todo el calor de la ternura…

 

vuelo,

colgado, atado, en una rama

que se quiebra

como beso

que se abre por tu espalda…

 

 

y usted preguntará…

 

reliquias de pan mojado,

flores de niebla,

paredes altas y largas,

y altas…

 

madrugando por la villa

un 2 de abril,

un perro rengo

huele las flores del barro y…

 

cuánta magia…

 

en un temblor que sacude el chaperío,

en una carta de amor,

en un deseo…

 

…y atrás la vida,

o la muerte,

o el nombre que más le quepa

a tanto olvido…

 

en una mano me duele,

en la otra tiembla la rabia…

joder,

cuánto destino,

cuánto odio en una sola de las caras del billete,

cuánto perdigón insulso en la flojera,

y cuanto amigo de cuervos…

 

el escenario es mi piel…:

me late a mares de amor,

y aún hay más rabia…

 

en una insulsa madeja de virtudes

me hago curda,

ciruja de otras basuras,

loco, fiero…

 

pero hay flores en la niebla,

bandadas largas, y altas,

y largas…

y esas manos que tocaban las fronteras,

y esos ojos que veían los milagros…

 

treinta mil pájaros dulces

me recuerdan

otra vez

por qué cantamos…

 

canción de miel

 

es casi un sueño,

una razón de piel,

un revoltijo de miradas…

la luz cayendo por el barrio sur

y tu suspiro en la ventana…

 

es como el viento

desnudando a dios

en una luna sin mañana…

 

es como un paño,

una verdad de tul,

un amorío de cigarras…

la luz trepando por el poste gris

y tu silueta en la distancia…

 

es como el miedo

bautizando al sol

con una lágrima oxidada…

 

si en cada tango,

en cada fosa azul,

se enciende el velo de una magia

que despilfarra el corazón con tul,

como servido de carnada…

 

por eso canto,

porque el tango es piel,

una razón perdida en sueños de volver…

sobre esa luz, como lloviendo,

en un desnudo sin mañana…

 

es casi un beso,

una canción de miel,

un entredicho de poemas…

la luz cayendo por el barrio fin

y tu suspiro en la tristeza…

 

es como el viento

desnudando a dios

en una luna sin conciencia…

 

y en cada tango,

en cada dulce ardor,

se enciende el fuego de una razia

que desorienta al corazón con tul,

como servido de carnada

y flor…

 

por eso canto,

porque el tango es piel,

una razón perdida en sueños de querer…

sobre esa luz, como lloviendo,

en un desnudo sin mañanas por perder…

 

sin testigos

 

el pacto de una estrella desbocada en la pared

selló la luz blancuzca que plateaba la estación,

y apenas un chistido de fantasmas

dobló la soledad en un pañuelo y…

para qué?...

 

debajo de las chapas canturreaba un gran amor,

y lento, por las vías, lloviznaba…

 

el patio de una luna era amante de un jazmín,

con un tapiz de seda le tocaba el corazón…

y adentro, el franqueo del silencio

dejó la confesión entre sus ramas

sin dormir…

 

encima de los toldos chapoteaba un gran amor,

y lerdo, por las calles, lagrimeaba…

 

la risa de una niña borroneándote el labial

sembró la luz rojiza que tu boca me encendió…

y apenas un gemido de fragancias

manchó la libertad de cada beso y…

para qué?…

 

en medio de mis labios aleteaba un gran amor…

la noche, sin testigos, lloviznaba

en la estación…

 

nuestro

 

ningún mojón clavado en una huella

podría despedirse del pasado,

ni lejos del amor con que se deja

un paso atrás del cuerpo y el desgarro…

 

ningún gorrión vestido de llovizna

podría desnudarse sin tus manos,

y sólo la ternura de la tierra

daría atrás del viento un nuevo paso…

 

a veces me domina la tristeza,

mirando las arrugas en un beso sin adiós…

de pobre, nada más, me cuesta el cuero,

y vuelvo a caminar por el perfume de una flor…

 

a veces me calcula un padrenuestro,

contando las miserias en un gesto que gritó…

de niño, nada más, de niño inquieto,

me vuelve a florecer entre las venas el amor…

 

ningún dolor del alma es sólo huella,

también es un desquicio de los brazos,

tan lejos del amor con que se quiebran

un poco atrás del hambre y el atajo…

 

ningún malvón vestido de princesa

podría desnudarse sin tus años,

y sólo la ternura de tu vientre

daría atrás del tiempo un nuevo paso…

 

a veces me calcina tu belleza,

mirando las palomas en un beso sin morir…

de pobre, nada más, me cuesta el sueño,

y vuelvo a caminar por el dulzor de tu carmín…

 

a veces me destroza un simple verso,

contando las razones en un paño de lavar…

de tuyo, nada más, de tuyo y nuestro,

me vuelvo a detener entre tus piernas a llorar

toda la vida…

 

los ojos del búho

 

en una esquina del sur

podría haber un poeta,

trepando a la realidad

para saltar a tu cuerpo…

en un capullo de luz

podría arder un cencerro,

picando a la soldad

para caer en tus piernas…

 

desnudas caen las almas

en el rocío,

por eso nunca se vuelve

de ese camino…

 

en un capullo de luz

podría haber un cencerro

picando a la soledad

para besarle los cardos…

en un susurro de paz

podría haber una guerra,

mutando a la libertad

para dormir en tu cuerpo…

 

serenos caen los ojos

en el rocío,

por eso nunca se vuelve

de ese destino…

 

en un susurro de paz

podría haber una guerra

mutando a la libertad

para servir a tus manos…

en una esquina del sur

podría haber un poeta

trepando a la realidad

para caer en tus piernas…

 

desnudas caen las almas

en el rocío,

por eso nunca se vuelve

de ese camino…

 

 

como los pájaros viejos

 

duele un callito en los pies,

como la curda en la voz

duele de sangre…

se duele de cariñosa…

 

…te quiero…

 

me tumba un peso al costao,

la piel que tira… sabés,

la piel que huele a morder

flores bonitas…

 

preciosa…

te quiero y… vuelo

como el mezquino amarrado a los claveles

que vuela a golpe de viento…

como el nido

que se sostiene en la rama y…

 

canta el tiempo…

 

y pa’ no morir, me vuelo

sin fronteras,

colgando el hambre del sol

como los pájaros viejos…

 

como una estrella

 

adiós…

igual me duele la boca al pronunciarlo,

me parte el alma el adiós,

me inventa muertes colgadas de una estrella

como una maldición del alma…

 

puro viento y…

sudestadas,

las lechuzas como suegras calculando

el espacio del dolor,

como si fuera una mano…

 

y no…

es una cuna

igualita que una tumba…

 

ahí nos vemos…

 

adiós… si no hay más lluvias

que te merezcan un miedo,

o te sacudan las ganas…

 

no sé,

no sé ni por qué me quedo…

estoy perdido…

 

…por dónde sigue la calle,

compañera?,

por dónde se entiende el tiempo,

si en mis venas

pesa como tu mirada?…

 

estoy perdido…

y vos?...

 

igual hay tiempo…

es algo que aún no sé,

aunque esté seco…

 

cómo se sale del alma?...

 

me cago en diós,

quién me ve...

viva Perón y...

mis gajos

ruedan muertos por la piel

de los perdidos…

es una historia de amor,

no es un pasado vencido…

 

un diario viejo,

un par de cartas perdidas en las horas

y la tristeza del cuero que no entiende

quién lo mata,

quién lo quiere,

quién lo espera…

 

igual me duele la boca al pronunciarlo…

me parte el alma el adiós,

como un estrella

quemándose por el barro…

 

luz de ciegos

 

canción de hollín…

tus arrugas en la tela de las sábanas

quemadas

como las alas de un ángel en la iglesia…

 

faldón de abril,

pura lluvia en la cabeza y…

miel en llamas,

flor de espinas,

piel con agua en la maleza

de la piel ensimismada…

 

un dios de tierra

no entiende la rebeldía de tus manos…

piel con barro,

luz de ciegos…

 

una caricia de amor desnuda al miedo,

pero libera fantasmas…

 

otro infierno

viene a querer negociarme la sentencia…

en una huella

dejo el fondo de mi alma

y de mis labios…

 

nunca es buena la caricia de la entrega…

aunque parezca indulgente…

 

dios me lleve

antes de entregar las culpas a un marrano

que no conoce la suerte…

 

entre mis manos te tengo

y… dios me lleve

antes de entregar mis manos

a la muerte…

 

volada y miel

 

un gesto,

un turbión

o una bandada de papel

buscando un dios

sobre los techos de Pompeya…

a pulso,

a flor de piel,

a medio tono de la voz

cantando y… vos,

como una bruja en la tormenta…

 

de nuevo,

cascabel,

o un abanico de pasión,

templando fe

entre los vientos… mariposa…

tu nombre

en la pared

a medio trazo del carbón

pintando y… yo,

como un borracho entre la rosas…

 

lo tanto que soñé

tiene destino de canción,

aunque no sé,

no sé, mi amor,

si sabe un vuelo

y si tu piel,

volada y miel

se me recita en el poema

sin llover…

…cuánto soñé

lo tanto y puro

de esta tierra…

 

un guiño,

tatadiós,

o una libélula con luz

buscando el sur

en el incendio de mi manos,

a pulso,

a flor de piel,

a medio tranco de caer

gritando y… vos,

como una luna entre los charcos…

 

de nuevo,

cascabel,

con tu desquicio de ilusión,

buscando paz

en las orillas de los besos…

te nombro

en la razón

a medio tajo de morir

soñando y… vos,

como una lluvia entre los dedos…

 

lo tanto que soñé

tiene destino de canción,

aunque no sé,

no sé, mi amor,

si sabe un vuelo

y si tu piel,

volada y miel

se me recita en el poema

sin llorar…

cuánto soñé

lo tanto y puro

de volar…

 

tocando al viento

 

con un rosario de respuestas sin rezar

y el mismo pandemonio de los días sin razón,

provoco al tiempo zamarreando al corazón

y hablándole de vos, como un secreto…

 

descuido las palabras que le sobran al dolor

y avivo las fronteras del instinto al recordar,

abrazo al tiempo condenándolo a sentir

el mismo lagrimal que los silencios…

 

no caigo, no me entrego, no destruyo mi pasión,

no vendo mi ataúd al vago infierno de no ser…

me quedo con las cosas de mi vida,

la sangre tibia y el alma en celo…

 

entonces no me importa quién invente lo que fue,

mi vida es una suma de palabras sin dormir

que esperan el ritual de mis fantasmas,

la tierra blanda tocando al viento…

 

paloma de barro

 

no ves las calles?...

la misma historia renueva cada esquina

con flores nuevas y…

lejos, volviendo al mundo,

el perfume de las cosas,

el secreto de la vida,

ese querer levantar las mismas frases

en el silencio exquisito de la noche

y el repentino, incesante,

y hasta siempre mismo sueño…

polvo, cuna, pasos, voces, ojos,

polvo, tierra…

igual que aquellos jazmines en el pecho,

como los que se intercalan en los libros,

señalando la belleza de una frase

o el momento de entenderla…

 

sobra luz…

no ves las calles?...

todavía están las murgas regresando

y Perón salió a la plaza con sus manos,

con sus ojos,

con su historia…

mi historia, un montón de hermanos,

un mojón en la memoria y la tristeza,

una paloma de barro…

 

medianoche…

no ves las calles?...

sobra luz y me encandila tu mirada…

vago ciego y… no me pierdo,

sigo el olor de tu blusa

que vuela como bandera

en la plaza…

 

después de la tormenta

 

desliza el empedrado otra tormenta que pasó

y arrastra calle abajo los desagües…

de linda nada más tiembla la luna

en su tonel de agua de lluvia

borroneándose del talle…

 

igual que la tristeza, una libélula quemó

su arcilla casi al borde de las vías…

andando por llegar a tu cintura

en su pasión de agua de lluvia

que se cuelga de tu cinta…

 

y entonces no pasó más que tu aroma,

ni quemó mi piel la historia

del payaso y la princesa,

desnudos de querer hasta las venas

y callados de llorar

las mismas cosas…

 

y andando por llegar a tu cintura

mi canción de agua y locura

se ablandó por tu silueta,

volando, sin saber, hasta ser buena

y quebrarse con tu voz,

como esa lluvia…

 

 

 

la poesía es tan simple que camina sin decirlo,

y en un momento es genial…: se oyen tus pasos, me hablan

 

 

carnavales

 

canción,

y apenas canción…

olor a yuyo en tu boca,

aliento fresco…

 

tu beso…

 

nunca podría explicar ese deseo,

ni escribir esa poesía…

 

me entrego

a la codicia del alma,

consejera de milagros,

alma en llagas,

pajarito…

 

luna llena

iluminada en tu vientre…

 

en carnavales

el Momo olvida las penas

y renace

en cada puerta olvidada por los años,

en cada casa perdida…

 

(igual recuerda,

tararea la canción

de tu belleza)…

 

nunca podría explicar ese deseo,

ni escribir una poesía tan serena…

 

amor

que muere de amor…

olor a lluvia en la tierra…

 

en los murales te vivo,

compañera…

se vive el alma queriendo y…

 

…soledades,

de esas que quieren tu boca

pa’ ser vida

y no perderse del hambre

de estar vivos,

y no olvidar los lugares donde nace

cada luna,

cada llanto,

cada calle

que le abre el pecho a la lluvia…

 

 

diarios viejos

 

miel de yuyos,

está saltando el corazón

por las paredes,

sin estrellas,

como un sátiro desnudo

entre papeles…

 

diarios viejos,

está gritando el corazón…

los dos cantamos,

sin orquestas,

como un raro pensamiento

entre los años…

 

nunca olvides,

sangra el rezo y nunca más

le des la vuelta

a la esquina que recuerda tu tristeza

en un arco desdentado

de violines…

 

llueve y pegan

cada ensueño y la verdad

en dos miradas

que se cuelgan como gotas en las ramas,

en un árbol replantado

de simplezas…

 

luna clara,

está durmiéndose mi amor

en tus enaguas,

sin preguntas,

como un niño despojado

entre tus alas…

 

diarios viejos,

está gritando el corazón,

los dos caímos,

sin remedio,

como un raro pensamiento

entre los libros…

 

nunca olvides,

sangra el beso y nunca más

le des la espalda

a la esquina que recuerda tus mañanas

en un viento bien templado

de piolines…

 

barrilete…

cada ensueño y la verdad

son dos piruetas

que se cuelgan como gotas en las ramas,

en un árbol que se mece

con la siesta…

 

nunca olvides…

manzanilla, luz,

no olvides tu regazo,

que se endulza en una esquina de los años

abrazado a la ternura,

conspirando con la lluvia

y la pasión…

 

página en cueros

 

suspiro de ciudad,

pájaro en cueros…

llovizna…

 

piel sin dios,

color del viento

trasluciendo campanadas

como luces en el cuerpo…

 

madrugada sin alfil,

ni reinas blancas…

lágrima en celo…

 

princesa…:

qué más no tengo?...

desluce el farol mi frente

sin mirada

y paga una apuesta absurda

a mano rota del tiempo…

 

pago y veo…

 

la parada

donde se paran los cuervos y los lunfas

todavía huele a tierra enamorada…

 

en un recuerdo se endulza la conserva…:

jazmín profundo,

promesa,

llovizna…

página en cueros…

poesía…

 

como un duende que en las sombras

más te sabe

y más te roba

la caricia…

 

piel del viento,

si hasta el cuerpo se ha puesto a llorar…

 

las horas que hacen flores

 

…y tu sonrisa volteando los horrores de la historia,

y tu pañuelo mojado de rocío,

y tu milagro mestizo hilándole oros al barro,

y tu canción de ladridos

con la luna lagrimeando…

 

y tu silencio,

purgando sombra a la calle

y acuarelas a la seda,

dibujando

la profecía del alma en una vela

que va moviendo la llama,

como el bicho que se mueve atrás el fuego

buscando calma…

 

soy viejo

como las ramas de un árbol que florece…

(te quiero hasta arder más flores)…

 

un misterio

y tu sonrisa calmando mis dolores,

o tu pañuelo mojado en el rocío

y tu milagro,

saben mis manos de pobre…

 

y nunca secas…

 

la rebeldía de andar,

la piel de amar sin finales,

la tristeza

y la mismísima suma de mis dedos

en la mesa

cuentan las horas

que hacen flores en tu vientre…

 

y nunca secas…

 

la maravilla de amar,

la piel de mi hambre,

saben toda tu belleza…

 

pintadas

 

entonces

la razón del buey

es como un libro en la vitrina…

inútil

al sangrar la piel

mientras la curte la llovizna…

 

entonces

cada rebelión

es como un bardo entre promesas,

sagrada

al soltar la voz,

y endemoniada en la tristeza…

 

entonces

cada confesión

es más profunda que la muerte…

desnudo

suelto una canción

que está pintada en las paredes…

 

entonces

si te digo amor

estoy hablando de la vida…

a veces

al sangrar la piel

florece un sueño en cada herida…

 

piedras de barro

 

desteñidos y llorosos,

los gorriones que en la tarde

buscan líneas en el aire

hasta tus ojos…

anidando plumas nuevas

en las calles de tu barrio

que desatan la hermosura

por tus piernas…

 

y una ráfaga de tilos

suelta el oro y el capricho

de los últimos jirones que ilumina,

y se quedan enredados en faroles

esperando que se suelte tu sonrisa…

 

recordame la mirada

con las flores que en la tarde

rozan duendes en el aire

hasta tus ojos…

reflejando lunas brujas

en el charco de tu calle

que salpican la llovizna

por tu blusa…

 

y una página de sueños

busca el beso y el perfume

de los únicos capullos que imaginan,

y se abren desvelados en mis manos

esperando que se suelte tu sonrisa…

 

desteñidos y llorosos,

los gorriones que en la tarde

buscan líneas en el aire

hasta tus ojos…

anidando plumas nuevas

en las grietas de tus pasos,

se desatan del dolor

y vuelan solos…

 

bocas de lluvia

 

silbido,

callejón oscuro…

penachos de una sombra

destruida en la pared

como era ayer

en el destajo de la luna

subiendo su figura

hasta los techos

sin caer…

 

bobazo,

sabe dios que vivo,

de ruina que anda loca,

de botija en la razón…

cómo era, amor,

abrir la boca con la lluvia,

tragando agua pura

hasta la sangre

sin dolor…

 

y andar a pie

enloquecidos de corridas…

exhaustos de saltar,

hermosos de desear

y amar la vida…

 

paloma,

corazón mestizo…

señora de mis manos

atrevida en la pasión…

cómo era, amor,

gritar la rima de la cama

meciendo la proclama

hasta las llamas

del dolor…

 

desgarro,

sabe dios que puedo

de croto que anda tuyo

 

arrimarme hasta la sed…

como era azul

en el milagro de la noche,

el beso que se trepa

hasta los techos

sin caer…

 

y andar a pie

enloquecidos de corridas…

exhaustos de saltar,

hermosos de desear

y amar la vida…

 

en el jardín de los sueños imperfectos

 

un par de sueños desnudan tu sonrisa,

la luna entrando al rosal,

la mariposa escapando de la espina…

 

a veces creo que el mundo es tan sencillo

como encontrar el amor

entre las sobras de un cuento sin sentido…

 

si puedo, pinto mi piel con tu mirada…

(qué otra cosa hacen los pájaros,

volando,

en las enaguas del alba?)...

 

a veces creo que el mundo es tan sublime

como encontrar el amor

entre las almas picadas por los buitres…

 

y un par de sueños desnudan tu sonrisa,

la luna entrando al rosal,

la mariposa encendiéndose en las chispas…

 

si lloro, beso tu piel con mi nostalgia....

(qué otra cosa hacen los pájaros,

cantando,

entre las brisas del alba?)...

 

mi mano roza un jazmín

y tu alma canta…

 

contramal

 

cuando me salta la voz,

cuando la razón estalla en dos palabras,

cuando pide más estrofas el silencio

y la pasión es la cuerda que me ahoga,

y el tiempo la inocuidad que me demora

y…

 

cuando salto

sobre campos de viruta

como sábanas de greda o de cicuta,

que destrozan la inocencia de estar vivo

aunque no importe

estar vivo atrás del mal,

aunque no importe

estar vivo a contramal,

aunque no importe…

 

y los huesos

me piden la libertad de los nacidos,

como mis manos me piden playas mansas

y los ojos me reclaman ojos vivos…

 

cuando entiendo

la realidad y la vida,

lo cierto y la rebeldía,

la sonoridad del alma…

 

enlazo el vuelo

de una mirada perdida

a mis entrañas

y me pierdo

por donde sólo hay caminos

y distancias

que conocen el regreso…

 

el sueño de María Eva

 

tejidos largos

de hechuras mansas,

de sueños…

unos hijos,

otros viejos,

y algunos pobres diablos…

 

dónde durmió Barrabás?...

en el mercado de pulgas hay espejos

que en la Rosada negaron

y en los afiches vendieron

como estrellas…

 

tantos sueños

de hechuras blandas,

de hijos…

dulces vientres

y otros viejos

que carcomieron los años…

 

dónde durmió María Eva?...

en el Río de la Plata hay tantas lunas

que entre las manos cayeron

y entre las sienes brotaron

como estrellas…

 

tejidos largos

de hechuras mansas,

de sueños…

unos hijos,

otros viejos,

y todos dulces milagros…

 

 

con las hojas (un muro con la P)

 

un muro con la P…

y el trágico susurro de una estrella

que al caer

pintó tu sombra,

plateada con las hojas

de un labial que sabe bien

cómo es tu boca…

 

ni mancha, ni doblez,

ni el vago claroscuro de una duda

que al volar

perdió inocencia…

son besos, son las hojas

de una flor que sabe bien

cómo es tu boca…

 

y al fondo de la fe,

como un pedazo de ilusión

atragantada en la razón,

se desmenuza la verdad

de ser los dos…

 

un blanco con la piel,

y el mágico suspiro de una estrella

que al caer

quemó mi sombra,

plateada con las sobras

de un labial que sabe bien

cómo es tu boca…

 

ni racha, ni fogón,

ni el raro pasatiempo de una duda

que al volar

perdió insistencia…

son besos, son las hojas

de una flor que sabe bien

cómo es tu boca…

 

y al fondo de la fe,

como un pedazo de ilusión

atragantada en la razón,

se desmenuza la verdad

de ser los dos…

 

 

algunos hijos

 

yuyito de calle triste,

con trébol de mil paredes,

a dónde está, pues creciste,

la bandera de tu suerte…

 

hojita seca, cigarra

que tiembla con el rocío,

adónde va, pues caíste,

la rebelión de tus hijos…

 

temprano llama la historia

que grita en los cementerios…

hablame mal, pues los muertos

no esperan dulces derrotas…

 

muy tarde grita la prisa

que llama desde los sueños…

contame cómo era el cuento

del Che volviendo a la isla…

 

yuyito de calle triste,

con trébol de mil abrigos,

a dónde está, pues te quiero,

la bandera de tus hijos…

 

paloma vieja, pancarta

que tiembla con el rocío,

a dónde va, si te sigo,

a dónde va la mañana…

 

temprano llama la historia

que grita en los cementerios…

hablame mal, pues muy tarde

no quedan buenos remedios…

 

muy tarde grita la prisa

que llama desde las manos…

temprano se viene el rastro

del Che volviendo a la isla…

 

yuyito de calle triste,

con trébol de mil paredes,

a dónde está, pues creciste,

la bandera de tu suerte…

 

drama tanguero

 

andando sin andar

entre rosarios y quimeras,

el último mojón

torció la luz

sobre mi espalda,

y atrás,

que nunca más me queda atrás,

es un concierto

de raros bandoneones

y versos con tu cara…

 

peleando sin pelear

entre la piel y lagrimones,

el trazo de tu voz

desordenó toda mi historia…

y el fin,

que nunca más espera el fin,

es un misterio

de ratos de ternura

y versos de tu boca…

 

al vuelo

 

al viento, la misma cal

curtió las sombras

con dichos de sudestadas

y alma de río…

de paso por Buenos Aires

volcó mi copa,

pintándose entre las sienes

la cruz del vino…

 

al vuelo, mi lagrimal

besó tus ojos

con gotas de rebeldía

y alma de Manzi,

de raso por tus pupilas

dulceó mi boca

marcándome entre tus labios

con miel y lápiz...

 

de nada puede servirnos

otro argumento,

si hablándole el sueño al viento

se vuelan cartas,

que van a orillas del alma,

que siguen tocando el suelo

y a un paso de ser locura

florecen mansas…

 

si vas apretando mi alma,

si todo me abraza al tiempo

y a un paso de ser cordura

me vuelvo llamas…

 

(al vuelo, mi lagrimal

besó tus palmas)…

 

el mojón de Helguera

 

de lluvias amigas y calles largas

parece hacerse esta noche…

duerme afuera la distancia,

pasa el brazo por mis hombros…

parpadea un medio trino en las persianas,

chilla el cuerpo… el alma canta

esa melodía precisa de los vientos,

de los pájaros al viento,

de las manos que se encuentran en el viento…

 

nadie…

apenas ese perfume de tu cuello…

nada,

nada más que la razón y la locura

como niñas

saltando por las cornisas entre besos,

entendiéndose en la risa de mil años

y en el calor del deseo,

como brujas plantando ensueños

por los fondos del mojón de Helguera,

donde termina la noche, enamorada,

con la lluvia y con las calles

enredándose en tu pelo…

 

tortuguita

 

manos de sol, chiquitita…

cuántas estrellas…

estoy despierto y… no sé

si estoy llorando

o se me rompen los ojos en las palmas

como pedazos de tierra seca

que anduvo fértil atrás,

donde la gracia,

donde tus ojos chiquitos dieron agua…

 

el misterio del espejo es tan preciso!...

me veo y… el viento atrás,

estoy despierto y… no sé

si estoy volando

o se me pierden los pasos en la niebla

como dulzuras de barro

que fue luz

donde el amor,

donde la piel de tu madre,

donde la luz de tu alma

supo tus manos de sol…

 

cuántas estrellas…

estoy despierto, mi niña,

estoy volviendo

de tu belleza…

 

temblando

 

temblando,

mariposa que en los labios

va quemándose al fraseo

de un aliento tan humano…

y el roce de la luna por tu boca

enciende otro poema desgarrado…

 

despacio,

horizonte que en los ojos

va nublándose al asombro

de un silencio tan arcano…

y el vidrio de la lluvia por el pecho

derrama otro candor enamorado…

 

y al filo de no ser más que un misterio,

me pesa la ilusión

y el barro es parte del amor

sin más criterio…

 

y al borde de no ver más que esa luna,

aúlla la emoción

y el alma es parte del sabor

sin más excusas…

 

temblando,

novia bruja que en las manos

va durmiendo el aleteo

de un susurro tan lejano…

y el suave terciopelo de la historia

descubre un acertijo más cercano…

 

despacio,

sangre loca que en los dedos

va dejándose al siseo

de esa piel que va vibrando…

y el grito de las ramas en el viento

desata otro temblor enamorado…

 

y al filo de no ser más que un misterio,

me pesa la ilusión

y el barro es parte del amor

sin más criterio…

 

y al borde de no ver más que esa luna,

aúlla la emoción

y el alma es parte del sabor

sin más excusas…

 

 

bailando este mismo tango

 

y estaba el río en cada hoja que caía por tu piel descalza,

y el destino de una hoja en cada estrofa que me mojaba las manos…

era… es… (cómo decir algunas cosas?)…

es el secreto dormido en cada poema, en cada abrazo,

en cada golpe de viento…

 

así te quiero y… sabés,

los días nublados son buenos, pues no lastiman los ojos…

me lo dijo un loco viejo, un viejo loco, ya no sé, y me da lo mismo…

era tarde,

y vos cruzabas la calle entre corridas para no perder el paso…

 

el sueño de nunca más morir,

el beso de los fantasmas que cantan,

todo es parte de ese sueño y de ese beso

que se nos vienen al pecho

cuando los ojos se cruzan

bailando este mismo tango,

el del río y tu perfume,

el de las hojas y un verso que se abrazan

con nosotros

en el tiempo…

 

las manos de todos

 

hay un jardín todavía

como hay días en suspenso…

me sostiene tu mirada en la neblina,

me desnuda tu alarido en el silencio,

me vuelve a crecer las alas tu sonrisa…

 

hay un jardín todavía

y tierra dulce…

la ternura que soñamos contra el viento

trajo las manos de todos,

de treinta mil y de todo lo que somos

a pesar de cada infierno…

 

y a pesar de cada infierno

hay tierra dulce

desde tu frente a mis pies,

desde tu boca a mi aliento

perseguido de follaje mal escrito

y enamorado de un sueño…

 

bajo una flor

 

entiendo los ladridos

de una perra sin dormir,

corriendo en la terraza

a una luna de carmín…

igual le pasa a mi alma

desteñida en un rincón,

pensando en vos,

ladrando un verso…

 

confieso mis pedazos

a una hiedra del amor,

queriendo en la simpleza

a una piedra dar mi voz…

igual le pasa a mi alma

atrevida en el dolor,

pensando en vos,

ladrando en celo…

 

y el trazo de la tinta,

el vaso de las sobras de veneno

con el vino de Julieta y de Romeo

me recuerda en su sabor

la dulzura de tragar

la misma lluvia que se atora

en la mirada,

y sólo es llanto …

y sólo es luna,

y sólo es manto…

 

y el rastro de la vida,

el beso de la sombra de no verte,

sin embargo no pedirte, ni perderte,

me recuerda en su fragor

la conciencia de saber

la misma luna que se ataja

en la terraza,

y sólo es llanto,

sólo es beso,

sólo es canto…

 

entiendo los ladridos

de una perra sin dormir,

corriendo en la terraza

a una luna de carmín…

igual le pasa a mi alma

desteñida en un rincón,

pensando en vos,

ladrando al hueso que escondí

bajo una flor…

 

antes de dormirme

 

miro la nada,

veo tus ojos y…

es raro, me desnudan…

miro la nada y… tus ojos,

las piruetas de la niebla entre las casas,

el oficio del orfebre,

el del sauce, el de la fiebre…

el dulce clavo en la leña,

el histrionismo del sueño en las pupilas…

 

te miro y la noche es rama,

una daga que se clava en la ventana

con un verso de Neruda hinchando el filo

sobre una sombra callada

que te piensa…

 

sin saber

miro tu boca…

es raro,

me siento ciego…

 

miro tu boca y… tus ojos,

las piruetas de tus ojos en las flores,

bailando

como gotitas de agua…

 

 

dos gorriones

 

y a ratos se me cruzan dos gorriones

barriendo la humareda del suburbio

y el viento le habla al pan con un murmullo

viajando entre las manos de los pobres…

 

y entonces se me vienen tus pupilas

verdeando el claroscuro de la noche,

y a ratos me anda el hambre por tus roces

vistiendo ese capullo de neblina

 

cruzando la garganta de la sombra

con el gemido manso de otras voces…

 

y a veces se me duerme la mirada

buscando tu enigmático silencio,

y el viento me habla atrás con un arpegio

que suena entre mis huesos y mi alma…

 

y entonces se me vuelven las canciones

mojadas de imprudencia con tus labios,

y a ratos me ancla el beso con tus manos

temblando ese manojo de razones

 

cruzando la garganta de la sombra

con un suspiro inquieto de gorriones…

 

esos pibes que guardaban mariposas

 

se sacude la tristeza entre faroles

y en las bocas de tormenta raspa el siglo…

luna negra, de los negros sin perdón

y sin olvido,

de los pibes que guardaban mariposas

entre las manos mojadas de rocío…

 

pasa el tiempo y… nada más pasan los años,

el amor persiste hilando su fineza

contra los gruesos postigos de la suerte

que cierra manos mojadas y sonrisas…

 

a dónde fue que nacimos?...

en unos brazos de seda me acunaban

y en una calle cualquiera me quitaban

tantos abrazos queridos…

 

y esta luna,

la de los enamorados que… (benditos,

benditos sean)…

…sostiene

los andamios de mil sueños sin flaquezas

que todavía se sueñan

y se quieren…

 

se sacude la tristeza entre faroles

y en las bocas de tormenta raspa el siglo…

luna negra, de los negros sin perdón

y sin olvido,

de los pibes que guardaban mariposas

entre las manos mojadas de rocío…

 

mimoseando vidalas

 

casitas bajas,

algunas con entretelas del viento en las terrazas…

babas de diablo le dicen a esas telas

que vuelan como fantasmas por Pompeya

mientras la luna se acerca al Riachuelo

para besar las ventanas…

 

shhh… capela,

a capela hermano…

igual… que entre la guitarra mimoseando

entre la iglesia y la quema,

para espantar a los cuervos y al diablo…

 

no hay un negocio del alma en estas calles,

todo se lo lleva el tiempo y huele a barro…

pero te digo, mi cumpa, las paredes

están rajadas de versos y de amores

que despistan al olvido

con dos engaños baratos…

 

(padre nuestro

que estás viejo y oxidado,

no nos perdones la idea de estar vivos,

porque ése es el milagro)…

 

que entre dulce la guitarra, compañero,

igual cantemos bajito…

pa’ que no se suelte el sueño de las venas,

pa’ que el sueño sea lindo…

 

aguas malditas

 

también

podría decir que estamos viejos,

también…

ya ves,

algunas trampas se me rompen

en la piel…

y al fin

todo es de nuevo el mismo juego de vivir

queriendo igual,

buscando fe…

 

mi bien

podría morir de espasmos fieros,

mi bien…

ya ves,

algunas flores se me secan

en la piel…

y así,

poco es lo bueno en cada sueño de fingir

querer ser luz

quemando hiel…

 

te vi

sembrando el mosto de una estrella en el zaguán

donde corría la ilusión y…

para qué?,

si aquellas flores se me secan…

 

tragué

aguas malditas de una noche en el rosal

donde gritaba la pasión y…

para qué?,

si aquellas trampas se me rompen

en la piel…

 

también

podría decir que estamos locos,

también…

ya ves,

ninguna luna se me borra

en la sed…

y al fin

todo es de nuevo el mismo juego de vivir

queriendo igual,

buscando fe…

 

mi bien

podría vivir de encantos bellos,

mi bien…

ya ves,

algunas flores se me abren

en la piel…

y así,

todo es lo bueno en cada sueño de sentir

querer ser luz

dragando miel…

 

te vi

mechando el cuero de una estrella en el fogón

donde corría la ilusión y…

para qué?,

si aquellas flores se secaron…

 

tragué

aguas malditas de una noche en el rosal

donde gritaba la pasión y…

para vos,

si aquellas trampas se me rompen

en la piel

como el amor…

 

los libres

 

cascaritas de naranja y brasas quietas…

así se quema la sangre y se reaviva en el viento…

 

tan simple y tan indefenso,

el lado bueno del alma,

el que se aferra a la historia,

el que se enferma de rabia,

el que pelea…

 

la mano que habla de amor

conoce el dolor del odio y…

tantas huellas…

te quiero…

 

a veces se pierde el alma,

otras veces se negocia la conciencia

y al final siempre se vive…

sin embargo,

no quiero vivir mintiendo…

prefiero tener lo poco que me queda:

un laberinto de sol en la mirada

y el mismo amor en las venas…

 

vale un cuento,

vale lo que una bala en el pecho

o un simple gesto en la cama…

 

nacimos locos,

nacimos niños sin ropa,

libros locos

que se escriben con memoria…

 

y a veces se pierde, y… ya,

a quién le importa?...

sólo se elige vivir…

lo otro es parodia…

 

ERP y jazmines

 

éramos cien,

éramos dos,

éramos llaga y tormenta,

éramos lava…

 

quisiera seguir pensando que lo somos,

que un infeliz no es un ogro,

que un mal balance no es guerra

y que la guerra es del alma…

 

en un dolor volveremos,

pero quisiera creer que estamos vivos,

y que podemos volver desde el ahogo

sin olvidar lo que fuimos…

 

hay un río,

hay una historia,

hay treinta mil,

dos de abril,

hay paños fríos negreándonos los sueños…

 

hay tantos vasos vacíos

y tantas tumbas calladas…

pero quisiera creer que estamos vivos

y que podemos volver cada mañana…

 

éramos cien,

éramos dos,

éramos llaga y tormenta,

éramos pan en la mesa,

éramos ERP y jazmines,

éramos llama…

 

volver?...

pues volveremos

como la sombra a la noche,

como el instinto a las garras…

 

un peronista

 

qué altivo el animal de las partidas,

de pronto pega un salto por la espalda,

y ensarta el guadañazo como un verso

que sabe más del alma que de heridas…

 

qué absurdo el lagrimal que no se achica

ni roto de traiciones en lo oscuro...

si enloza la mañana todo un gesto

que mata más las ganas que la espina…

 

en vano es recordar que fuimos buenos

si el precio de llorar perdió sentido…

si en cada resolana pega el frío

de haber vendido el cuento de los nuestros…

 

mentime tu verdad, pero no esperes

que crea esa vergüenza de ladridos…

soy perro y soy rabioso hasta los dientes…

dejame recordar que estamos vivos…

 

libélula

 

el poco refugio de tu pelo

es esa la selva que me cuida las llagas…

 

despierta el día en las manos

y se queda…

hojita tierna,

suspiro…

mojón de siembras echadas…

se queda el alba en tus manos,

hojita fresca…

 

te quiero

como la pared al yuyo que la vence,

como el suspiro a la boca…

 

no prometas la verdad

si es que te quema

y no entendiste ser fuego…

 

la única realidad es la que posa

como dormida

en las manos…

 

 

un sueño (al compañero Néstor)

 

me voy desnudo…

me fui cansado

y me voy desnudo…

 

la rebeldía del hombre

es pan de feria…

 

en una mano el amor,

en la otra un nudo…

 

me voy cantando mi luz

y amando siempre…

 

me voy desnudo…

me fui cansado

y me voy desnudo…

 

la cacería de un sueño

es mal de amores…

 

en una mano la fe,

en la otra el miedo…

 

me voy queriendo volver

y amando flores…

 

me voy desnudo…

 

 

palomas de papel

 

palomas de papel,

pálido remiendo de la ausencia,

con alas de envolver

caricias viejas…

ni tanto que soñé,

ni poco que volé sobre tus piernas…

palomas de papel

con alas secas…

 

siluetas de crayón,

mágicas cinturas de la infancia,

con garras de entender

costuras magras…

ni poco que pedí,

ni tanto que picó sobre las chapas…

siluetas de crayón

con uñas largas…

 

de vida conseguí,

mil cuerpos, treinta mil

y un tango errado en la nariz

como el malvón

perdiendo el rastro de la piel

 

en un perdón,

mil y uno, cuántos más,

y cuántas ganas de llorar

como la flor

siguiendo el pulso de querer…

 

palomas de mirar,

todo lo que quiero de la urgencia,

con alas de alquitrán

y lunas viejas…

ni tanto que soñé,

ni poco que rendí junto a tus ojos…

palomas de mirar

con alas quietas…

 

de nada conseguí,

mil cuerpos, treinta mil

y un tango errado en el dolor

como el malvón

siguiendo el rastro de la piel

 

en un perdón,

mil y uno, cuántos más,

y cuántas ganas de llorar

como el amor

siguiendo el pulso de querer

ser un malvón…

 

todos

 

cuando las páginas sueltan bocanadas de humo

y cada palabra quema desde el fondo…

en el silencio perfecto hay más que brasas,

hay la sentencia imperdible del destino

que no olvida las respuestas,

ni las mata…

 

podría callar la oración

y salpicar las paredes con poesía barata,

pero el repaso feroz de un pensamiento

volvería a hacerse fuego…

 

somos lo que hay que saber que siempre somos,

lo que el olvido quisiera desterrarnos,

lo que la memoria llama de uno en uno…:

todos…

 

seda y lluvia

 

de tus manos guardo un trapo de bandera,

seda y lluvia… como un pájaro del viento…

con la sustancia mestiza de mis brazos

siento al mundo como un pájaro corriendo,

como un animal volando…

 

otro día

viene a despertar los nombres que durmieron…

madres, hijos, perros, siembra, lunas, libros…

otro día

viene a levantar las cruces de las manos

donde quedaron banderas

como balas

en las venas…

 

errores y horrores

 

al pie de un sueño…

la patria, un sueño grande,

la tierra,

un sueño dulce…

 

los ojos grandes, queriendo…

 

al pie de un sueño,

como ramitas de albahaca,

como puñales de fuego,

al pie de un sueño,

las manos,

como gorriones que pasan,

como gorriones…

 

te quiero

y me anda sobrando cuero pa’ quererte…

pero me falta destino…

 

una desgracia… ya ves,

los piojos muertos de miedo,

una desgracia …(el amor?)…

no es el error de la piel,

ni es borrachera…

 

una desgracia me roba la mañana…

no me inventes…

o me mientas…

 

aún te quiero

y me anda sobrando culpa

donde me falta constancia,

donde me mira la luna

tu tristeza…

 

tiza y carbón

 

si se deshoja el jazmín,

si se desnuda en la dulce sudestada

que mañana

traerá nostalgia…

 

si se desnuda el jazmín,

si se deshoja en la triste poesía

que mañana

traerá tristeza…

 

si se hace ochava,

si clava mal a un gentil

por ser limosna…

 

si pasa,

si se hace bolsa…

 

si se deshoja el jazmín,

ya no hay poesía

ni roca

que alce las alas…

 

un beso limpia la piel,

y un beso obliga a querer

esas pintadas…

 

(viva Perón, carajo!)

 

 

 

 

pega en la piel,

duerme en la voz…

el pobrerío de un poema

sin barniz

quemando al sol

la piel de abril

como una estrella

de limosna

sin color…

 

te quiero y ya…

me das la luz…

como una estrofa de Discépolo

te vi…

durmiendo al sol

en un trasluz

que no concilia la memoria

con la cruz…

 

y un rezo inquieto

me destroza la cabeza

perdonando la pereza

de no ser apenas piel

junto a la luz

que nombra y llama a la belleza

de tus ojos en la mesa,

de tus manos en el tul…

 

pega en la piel,

duerme en la voz…

el pobrerío de un poema

sin barniz

quemando al sol

la piel de abril

como una estrella

que se quema en la razón

sin elegir…

 

entre uno y tantos

 

decime qué,

sino un farol,

puede robarle el cuerpo al gris

que se perdió

como una mancha de tristeza

en un pañuelo…

 

y ahora quién,

o qué mentir…

duele la urgencia de vivir

igual que el sol

sobre unas chapas

que se rompen en el techo…

 

entonces vos,

con la sonrisa de llenarme el corazón

podés decir,

que no habrá penas

ni mendigos de un recuerdo,

pero yo,

volteando cuentos

y en el cuerpo de lo gris

me vuelvo a vos

soltando un grito del silencio…

 

decime qué,

sino un farol,

puede llenarle el pozo al pie

que se trabó

con una huella de locura

entre los huesos…

 

y ahora quién,

o qué mentir…

duele la urgencia de vivir

igual que amar

entre uno y tantos

que caminan por el pueblo…

 

ahora vos,

con la sonrisa de llenarme el corazón

podés decir,

que no habrá penas

ni mendigos de un silencio,

pero yo,

volteando cuentos

y en el cuerpo de lo gris

me vuelvo a vos

soltando un grito del recuerdo…

 

 

en las sombras del jardín…

 

cómo entrar sin preguntas

en las sombras del jardín…

y correr la palabra

de las huellas que perdí,

buscando atrás de la luna

que se apura en el zanjón,

el cuero azul de dormir

y la mirada en la ventana…

 

cómo andar sin la ropa

de las noches que corrí

y negar la parada

en las sombras del jardín…

callando atrás de la lluvia

que se atora en el dolor,

el beso amado de ser

y la mañana en la mirada…

 

serán dos golpes de gracia

los que vuelquen mi razón,

con uno apenas me alcanza

pa’ gritarle al corazón,

y el otro, manso, discreto,

como araña en un baúl,

tejerá un tul

con mil secretos…

 

cómo andar sin la ropa

de las noches que morí

y negarle la rabia

a los sueños que perdí,

rezando atrás de los miedos

que no entienden el amor,

el pulso azul de querer,

y los jazmines en la baba…

 

cómo entrar sin preguntas

en las sombras del jardín…

y negar la palabra

de los muertos que sentí…

besando atrás de las llagas

que se agarran al amor

el cuero azul de dormir

y la mirada en la mañana…

 

serán dos golpes de gracia

los que vuelquen mi razón,

con uno apenas me alcanza

pa’ gritarle al corazón,

y el otro, manso, discreto,

como araña en un baúl,

tejerá un tul

con mil secretos

de luz…

 

los días más bellos

 

esos momentos,

esos que llenan las manos de llovizna

y saben todo…

todo lo que pudo el alma,

todo lo que quiso el pecho…

esos momentos…

 

parece que viene lluvia por el río…

parece lindo y…

no sé…

será tormenta?...

 

me gusta ver esos árboles mojados

y esas veredas mugrientas de florcitas…

 

lindo apero el de mi barrio,

luna dulce,

piel de marzo,

voz de brisa…

 

parece que brota adentro,

pero es mansa lluviecita

picoteándonos el cuero…

 

sólo eso…

 

esos momentos de andar sin elegías,

descamisado y… no sé,

será tormenta…

 

la bruja del zaguán

 

soltándole la faja

a la virgen del portón

mientras cuidaba el basural

de la quema,

por donde viboreaba

la cintura de una estrella,

criatura de carbón

que se hizo niebla…

 

forzándole la yapa

a las flores del zanjón

mientras contaba el cotorreo

de la rima,

por donde lagrimeaban

los centauros de una espera,

animales del amor

que se hizo tierra…

 

y otra vez las mismas hojas

en las calles de Barracas,

y otra vez marcando el alma

de una brújula rabiosa

que de cara al sur de siempre

se repite prodigiosamente dulce

como el vientre de una rosa…

 

besándole la trampa

a las tripas del gorrión

mientras mordía el pagadiós

de la brisa,

por donde trasnochaba

la ternura de una esquina,

laberinto de razón

que se hizo risa…

 

pidiéndole la mano

a la bruja del zaguán

mientras cuidaba el basural

de la quema,

por donde viboreaba

la cintura de una estrella,

criatura de carbón

que se hizo niebla…

 

y otra vez las mismas hojas

en las calles de Barracas,

y otra vez cebando el alma

de una brújula rabiosa

que de cara al sur querido

se repite prodigiosamente al filo

como el vientre de una rosa…

 

 

en la piedra de las manos

 

perfume en un montón de cartas viejas

y una voz como de seda

lastimando la nostalgia…

 

desando la locura que me lleva a la razón,

desprecio la manera de olvidarse del amor

que fue cincel en la piedra de las manos…

 

descubro en un error de labios muertos

y una luz como de velas

los poemas de los sueños…

 

perfume de ternura que robaba la quietud,

arruga de la seda que arrullaba la pasión

sin ser cencerro dormido con las manos…

 

silencio en un montón de cartas buenas

y una voz como de tierra

proclamando la fragancia…

 

desando la locura que me lleva a la razón,

desprecio la manera de olvidarse del amor

que fue cincel en las huellas de los años…

 

con las manos en el fuego

 

subieron

por las ramas

como viento,

los susurros de una cita

que llamaba a las campanas…

mojando

la ternura entre las manos

que al llover

tejían sueños

empapados de mañanas…

 

desnudos

con las manos

en el fuego,

con los ojos en el cielo

que sobraba a las distancias…

palpando

la locura entre los labios

que al final

mojaban sueños

enredados de nostalgia…

 

y al menos un amor

pudo ser cierto,

el de vivir,

el de negarse a negociar

la piel del cuerpo…

 

y sutura el corazón

la miel de uñas

que rasgaron el misterio

con la savia,

con la sangre

y la dulzura…

 

y al menos un dolor

pudo ser cierto,

el de morir,

el de negarse a perdonar

la hiel del miedo…

 

y coagula el corazón

la miel amarga

que quemó con el silencio

la caricia,

la fragancia

y la tersura…

 

subieron

por las venas

como pobres,

los remiendos de una laja

que cantaba a las hambrunas…

mojando

la ternura entre las manos

que al llover

tejían sueños

empapados de cordura…

 

como esperanza de pobre

 

espío al viento…

alguna flor va volar por las barandas,

algún día va a ser cierto…

 

el viejo ritmo del pecho…

pulso y llaga, calma y fuego,

pulso y calma…

 

alguna flor va asomar por las barandas,

algún sueño va a ser nuestro…

 

estamos largos,

como la baba de diablo en los jazmines,

estirándose hasta donde ya no hay tiempo…

y tira, y lastra, y pide, y tensa, y…

 

pide el cuerpo,

lo mínimo… ser poesía,

o ser infierno…

 

alguna flor va a asomarse por las llagas…

todos los muertos son ciertos…

 

el dulce vicio del cuerpo,

labio y rama, llama y barro,

beso y llama…

 

alguna flor va a trepar entre las balas,

algún sueño va a ser nuestro…

 

la flor

 

y cuando no quede nada,

habrá un dulzor explicando a una manzana…

y que ella se llamó Eva,

María Eva, madre y selva,

piel de la sangre sembrada en pobreríos,

mientras los dioses cantaban…

 

perdigones

 

la herida se cerró con la partida

y una voz como de raso

le dio trazo a la belleza…

de golpe que no sé cómo se reza,

ni puedo remediar otra caída…

 

la hilacha se cortó de madrugada

sin saber lo todo y nada

que me ataba a tu pollera…

de triste que no sé cómo se ríe,

ni puedo recordar otra parada…

 

si vuelvo a repetir

los dulces cuentos de vivir

entre las manos ambiciosas

de los sueños que no callan,

quizá no me despida

de las hojas, que al caer,

fueron palomas

aleteando entre pedazos

de las huellas…

 

si vuelvo de negociar

las mismas culpas de morir

entre los huesos amorosos

de las venas que no calman,

quizá no me recuerden

ni las hojas, que al llover,

fueron palomas

aleteando entre manojos

de tristeza…

 

la herida se cerró con la mirada

y una voz como de raso

le dio trazo a la belleza…

de golpe que no sé cómo se vuela,

ni puedo remendar las viejas alas…

 

queriendo volver (24M)

 

polvo de lluvias

con flores cansadas…

divinos silencios

que guarda la piel,

por cada secreto,

por cada sentido,

hablándole al viento

y al tiempo también…

 

morbo de tibias

y flojas pancartas…

tristísimos cuentos

que calla el furriel,

por cada mentira,

por cada secuestro,

robándose el cuerpo

y el alma después…

 

poema de barro,

caricia de lirios,

y vidrios de punta

cuidando el jardín…

y sólo esta luna

como ave de fuego

poniéndole el sexo

al cuento de abril…

 

poema de libro,

florcita en las cartas,

tus hijos, tus flores,

queriendo volver…

y sólo una piedra

como alma de yunque,

poniéndole el lomo

al sueño de ser…

 

piel sudaca

 

del fondo de la calle

hasta la piel del paredón,

volándose los trapos de la lluvia,

me viene la figura de otra noche sin perdón

y el precio de saber las aguas sucias…

 

te vi en la soledad de andar queriendo

lo simple que se quiere… la ternura…

y en barros de cenizas y parodias,

con sus muertes y sus glorias,

como todos,

te vi hablándole a las flores,

como loca…

 

igual caíste,

madre linda,

piel de azúcar,

luz, nagual,

orilla turbia…

con esos aromas turbios de las flores

que se mezclan con las borras de los ríos

infinitamente hermosas…

 

igual naciste,

igual caíste,

madre diosa,

luz, paloma…

 

la cofradía sudaca es más que yeso,

pero… cómo remediarte las mazmorras?...

 

busco el río de tu vientre

en un silencio

que no conoce finales,

ni lamentos,

ni derrotas…

 

perro viejo

 

…y no durmió,

y no comió,

pero dio guerra…

apenas dijo el lagrimal

soltó la lluvia de silencios…

 

y no partió,

y no soñó,

nunca fue pena…

abajo tuvo un corazón

sin más que manos pa’ tenerlo…

 

y se quebró

en unas cuantas serenatas,

un par de versos para dios,

otros pa’l cumpa,

y el misterio, para vos,

brillando labia…

 

…y se durmió,

y te soñó,

pero dio sangre…

apenas supo el manantial

de sus ternuras en el pueblo…

 

y no partió,

y te besó,

siempre fue vena…

en manos tuvo un corazón

sin más que fuego pa’ tenerlo…

 

y se quedó

en unas pocas frases mansas…

un par de versos para amar,

otros pa’l alma,

y el misterio, para vos,

dulceando rabias…

 

entre Colonia y Pompeya

 

si cuando Onetti lo escribió

durmieron viejas entretelas

en la piel del río ancho,

por Colonia y por Pompeya…

y padrenuestros, y abreperlas,

y acertijos de sirenas

fueron buenos

para abrirle el sueño al llanto…

 

sobre mi espalda hundía el sol

otro poema de Girondo,

y en tu cara, atrás del puerto,

otro mojón de Benedetti…

es una cruz sobre el zaguán,

es una flor sobre la arena,

y nunca más

borrar los libros del espanto…

 

si cuando Onetti lo escribió

volaron viejas entrelíneas

por la piel de un río dulce,

alma y barro…

 

 

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